Tenía 89 años. A partir de sus valores se ganó el respeto y reconocimiento de toda la comunidad futbolera riocuartense.
«Era una persona que dedicó toda su vida a los chicos. Se lo va a recordar de la mejor manera porque siempre ha sembrado buenos valores y ha dejado como legado algo muy importante que es el servir al otro», comentaron sus hijos Jorge y Marcelo Marcial.
Si bien el haber formado al mayor símbolo del fútbol de la ciudad como es Pablo César Aimar fue especial para Alejandro, sus hijos rescatan que a lo largo de su vida fue un «luchador» y que a los chicos que pasaron por sus manos les dio todo y «ya no tenía más nada que entregar».
Este sábado, en distintas canchas se realizó un minuto de silencio en recuerdo a Don Marcial, como se lo conocía en el mundo futbolero.