En los últimos treinta años la Argentina no pudo revertir el 30% de pobreza en niños y adolescentes. Así lo detalla un informe distribuido por Unicef, la cual expresa que el índice se mantiene pese a la gran cantidad de programas estatales dedicados a esa área clave.
Existen el Programa de Nutrición y Alimentación Nacional; la Ley de Protección Integral de las Niñas, los Niños y los Adolescentes; la Ley de Educación Sexual Integral; la Asignación Universal por Hijo; y el Plan Nacional de Primera Infancia. Sin embargo, la cifra de pobreza infantil no se revierte.
El informe considera que la principal deuda con la niñez está vinculada con la pobreza, entendida como un problema estructural, que va más allá de la falta de ingresos. Según se detalla, en Argentina hubo «grandes avances para garantizar los derechos y el bienestar de la niñez y la infancia», pero no fueron suficientes como para mitigar siquiera parcialmente el problema social.
En esta línea, se alerta que en la actualidad, la mitad de los chicos y chicas carece de los recursos económicos necesarios para transitar su infancia tal como lo indica la Convención sobre los Derechos del Niño, que de acuerdo a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), aún no se aplica ni se comprende íntegramente.
El trabajo también señala que a pesar de las mejoras substantivas en la mortalidad materno-infantil, cada año 2.500 niñas de menos de 15 años se convierten en niñas madres, evidenciando situaciones de abuso y violencia que, además, ponen en riesgo su salud.
Además, el 14% de los nacimientos son de madres de menos de 19 años y en el 70% de los casos son no son intencionales. Y advierte que se triplicó la mortalidad por suicidio entre adolescentes en las últimas décadas.
La cobertura de educación secundaria aumentó, pero todavía hay cerca de 500.000 adolescentes fuera de la escuela, señala. La violencia física o verbal hacia niños, niñas y adolescentes es otra problemática que continúa.
En siete de cada diez hogares todavía se utilizan métodos violentos en la crianza de los chicos, indica.
Los chicos también pueden sufrir violencia en la escuela, en las redes sociales y en instituciones deportivas, los ámbitos que debieran ser de protección y confianza, afecto y estímulo para el desarrollo integral, advierte.
Commentarios
commentarios