El presidente electo, Alberto Fernández, encabezó este viernes la primera reunión del «Consejo Federal Argentina contra el Hambre». Allí participaron políticos, sindicalistas, referentes de distintas organizaciones sociales, empresarios y representando a la Iglesia estuvo el obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina, monseñor Carlos Tissera.
«Cáritas tiene una mirada muy cercana de los problemas sociales. No me resulta extraño que Monseñor Tissera haya estado allí», dijo el Padre Jorge Luis Basso, titular de Cáritas Río Cuarto, quien resaltó que «la Iglesia siempre estuvo trabajando en la cuestión social» y que hace mucho tiempo vienen trabajando en Argentina «acompañando a los sectores más vulnerables y por eso en todas las mesas que nos convocan estamos presentes».
Ahondando en lo social, Basso afirmó que no es sólo cuestión del Presidente sino que hay una serie de cosas que nos atañen a todos como sociedad. «Con el tema de los pobres, los débiles, los sufrientes, no expresamos sólo la carencia de lo económico, sino la pobreza multidimensional. Por eso el Papa tuvo la necesidad de crear la Jornada Mundial del Pobre para poner sobre la mesa del mundo esta realidad. Este llamado del Papa es muy fuerte porque un pequeño grupito de gente tiene el 95% de las riquezas del mundo y el otro montón de gente tiene que ver cómo come de ese 5%», expresó.
Pensando a futuro, Basso manifestó el deseo de «que las decisiones que se tomen, después realmente se lleven a cabo». «Hace poco tiempo se legalizó un decreto del año 2001 donde se hablaba de la emergencia económica y fue realmente una puesta en escena nada más porque hicieron la ley pero nunca la reglamentaron, nunca se puso en marcha. Hay que tener cuidado con esto porque la sensibilidad del pueblo cuando es muy lastimada empieza a descreer hasta de las buenas cosas y buenos propósitos», argumentó.
En la misma línea, el Padre advirtió que tendremos que cambiar varias cosas. «Desde los empresarios que tendrán que ajustar bien el lápiz para no dar un aumentazo, los sindicatos tendrán que hacer un trabajo más fino con sus trabajadores, con sus organizaciones, y también la planta política va a tener que hacer un ajuste para que esta mesa pueda ser compartida por todos. Si todos pensamos en compartir, también el Estado tiene que ser el primero que dé el ejemplo. A mi me hubiera gustado, y puede ser una ingenuidad, que la planta política en todos los niveles del Estado hubiera hecho un acto de sobriedad, de entrega y decir: ‘bueno, vamos a congelar nuestro salario, nosotros estamos bien, no pasamos hambre, tenemos muchos privilegios, vamos a hacer un aporte social a los argentinos’. Muchas veces le pedimos a la gente que comparta cuando tiene casi el 50% de impuestos sobre el lomo».
Así, en diálogo con Telediario, Basso dejó en claro su posición de que la clase política «tiene que hacer un fuerte esfuerzo para administrar bien los recursos y ponerse un poco a la altura de lo que está viviendo el pueblo».
Por último, comentó que desea que la unión de distintos sectores sociales se refleje de manera constante. «Cuando las cosas mejoran un poquito, se deja de lado lo que fue positivo. Espero que esta mesa, que busca encontrar caminos para superar el hambre y la pobreza, sea una mesa permanente y no circunstancial», concluyó.