Conflicto en Bolivia: el comunicado del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical

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Bolivia atraviesa un conflicto político social desde hace días con las elecciones presidenciales, en las que finalmente la OEA anuló entendiendo que podría haber habido fraude por parte de Evo Morales a Carlos Mesa, con lo cual se debían hacer nuevamente las elecciones. Una vez consumado esto, Morales renunció a la posibilidad de volver a postularse como candidato a presidente. Jeanine Añez, vicepresidente del Senado sería nombrada este martes como presidente interina, anunciada por el Parlamento. Fuerzas armadas están en la calle. Se viven días de violencia en el vecino país.

Desde el comité nacional de la Unión Cívica Radical, emitieron el siguiente comunicado, pronunciándose al respecto:

Calidad Institucional para preservar la Democracia y favorecer la Integración Regional

La crítica situación institucional que atraviesa la República Bolivariana de Bolivia, viene precedida por sus lacerantes antecedentes institucionales: alteraciones de las normas constitucionales, desconocimiento de los resultados de las consultas electorales, forzadas y dudosas interpretaciones judiciales y fraude electoral. Todo para intentar continuar sine-die en el poder. Estos, han sido abonados por las inaceptables asonadas policiales y militares que tipifican el Golpe de Estado. Profundizó la crisis el vacío de poder, ocurrido a partir de la renuncia del Pte. Evo Morales, ocurrido ante el rechazo popular que motivaron sus probados actos de fraude, para alterar la verdadera expresión popular del voto ciudadano.
La crisis institucional debe repararse y resolverse por la vía de la Asamblea Legislativa, respetando su conformación democrática y garantizando: La Paz, La Vida y la Libertad de opinión y acción política de todos los Bolivianos, dentro de cánones de respeto a la Ley y los DDHH. Esta y otras crisis coexistentes denotan que la región latinoamericana ha sufrido, en los últimos años, una degradación de su calidad institucional. Desde los procesos de recuperación democrática en la década del 80, particularmente en Sudamerica con la recuperación democrática de nuestro País, de la mano de la conducción inequívoca del Pte. Raúl Alfonsín, se pudieron observar importantes avances en pos de la consolidación institucional, ocurridos con distintas tipologías de transiciones, en algunos casos con concesiones a los regímenes autoritarios o, cómo en el caso argentino, con una transición de ruptura. Dichos avances se consolidaron, incluso, en el marco de las complejas crisis que representaron las volatilidades económico-financieras recurrentes, con sus profundos y preocupantes impactos sociales negativos. Desde hace casi una década, se generó en la región, un profundo enfrentamiento político ideológico, conformando una suerte de grieta que dio argumentos para que líderes de diferentes países, alentaran la conformación de instrumentos de integración política regional, suscriptos por aquellos que tenían una misma cosmovisión ideológica. Asimismo, cuando asumieron gobiernos nacionales de diferente orientación, los mismos países alentaron su disolución. El caso de Venezuela fue, nefastamente, paradigmático, en cuanto a que contaminó toda la agenda del Grulac, desde el Mercosur, el Parlasur, la UNASUR, Eurolat o la Unión Interparlamentaria Mundial. El proceso de degradación se profundizó, aún más, cuando se utilizó la intromisión en los Poderes Judiciales, para procurar objetivos políticos que no eran posibles de alcanzar por vía electoral o para perseguir e inhabilitar la existencia de otros pensamientos y hasta el encubrimiento de crímenes políticos. Esa tendencia a politizar la justicia y a judicializar la política, erosionó las instituciones y afecta la legitimidad de los jueces para poder terminar con los flagelos del narcotráfico, la corrupción en la administración publica y la trata de personas. Es imprescindible que nuestros líderes apunten a jerarquizar la política, como el instrumento idóneo para dialogar con los que piensan distinto. La región requiere procesos de integración institucional inteligente, con liderazgos de orientación diversa, preservando los intereses estratégicos comunes. La política exterior no es un instrumento para militantes ideologizados, sino para estadistas que comprendan que límites no pueden cruzarse. Cuando nuestros gobernantes confunden esas dimensiones se convierten en funcionales a la fragmentación regional y terminan debilitando las democracias que intentan sostenerse o consolidarse, en un contexto global crítico. La Argentina con su gobierno, pueblo y diferentes expresiones políticas, debe asumir, sin dubitar, la defensa de: la transparencia democrática, la vigencia plena del Estado de Derecho y la libertad para afianzar la integración latinoamericana, respetando la representatividad de los gobiernos electos por sus pueblos nacionales.
No al fraude! No al Golpismo, de cualquier tipo. Si a la Vida! Si a la Paz!

Walter Ceballos- Comité Nacional UCR

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