«En nuestro país, un lema -‘civilización y barbarie’- sirvió para dividir, para aniquilar y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran `barbarie´ y la `civilización´ venía de otro lado», planteó el pontífice al inaugurar las sesiones de trabajo de la cumbre que reúne a 283 participantes del mundo bajo el lema «Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral».
«Es el desprecio de los pueblos y, voy a la experiencia de mi tierra, eso, `civilización y barbarie´, que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas», denunció Jorge Bergoglio.
«Y entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la barbarie; y hoy son los `bolitas´, los paraguayos, los ‘paraguas’, los cabecitas negras», siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias. Esa es la experiencia de mi país. Y después el desprecio», denunció el obispo de Roma frente a los participantes, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, y el ex secretario de Naciones Unidas Ban Ki Moon.
En ese marco, lamentó las críticas que escuchó al atuendo de uno de los indígenas que participa de la reunión.
«Me dio mucha pena escuchar un comentario burlón de ese pío señor que ayer llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. ¿Qué diferencia hay en llevar plumas o los tricornios que algunos llevan en nuestros dicasterios?», lanzó.
«No hemos venido aquí a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo museo, o de acciones pastorales con el mismo estilo no contemplativo con el que se están llevando adelante las acciones de signo contrario», planteó el pontífice en su intervención
«Nos acercamos a los pueblos amazónicos en puntas de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra y no en el sentido social que tantas veces le damos», agregó Bergoglio en un discurso improvisado en el Aula Nueva del Sínodo.
Fuente: Télam.