No es la primera vez que el doctor Falcone obtiene un reconocimiento así a nivel nacional. Ya en 2016, recibió el premio “Ranwel Caputto” de la Academia Nacional de Ciencias al investigador joven, también por sus aportes a esa rama de la ciencia.
PRENSA UNRC – como reconocimiento por sus aportes a la Química Orgánica, el investigador riocuartense Darío Falcone (44) recibió el premio “Doctor Eduardo Gros 2019”, la máxima distinción que otorga la Sociedad Argentina de Investigación en Química Orgánica.
Un jurado integrado por renombrados químicos argentinos, de la talla de Albertina Moglioni, Roberto Rossi y Ernesto Mata, coincidió por unanimidad en que las contribuciones a la Química Orgánica de este joven investigador del Conicet y de la Universidad Nacional de Río Cuarto eran más que suficientes para merecer ese galardón.
No es la primera vez que el doctor Falcone obtiene un reconocimiento así a nivel nacional. Ya en 2016, recibió el premio “Ranwel Caputto” de la Academia Nacional de Ciencias al investigador joven, también por sus aportes a esa rama de la ciencia.
La Sociedad Argentina de Investigación en Química Orgánica celebrará entre los días 5 y 8 de noviembre, en Mendoza, su XXII Congreso bienal, en cuyo marco al doctor Falcone le entregarán la distinción y, luego, ofrecerá una conferencia en la que desarrollará los aspectos centrales de su trabajo científico. Sus investigaciones están relacionadas con la generación de nuevos sistemas organizados, en particular micelas inversas y vesículas con proyección a la Química Sostenible.
En su decisión, el tribunal consideró los aportes del doctor Falcone a la Química Orgánica, además de las publicaciones realizadas, la formación de recursos humanos, las colaboraciones internacionales y su tarea docente.
“Este premio no es un logro personal, sino el esfuerzo de todo un equipo de trabajo, porque en la ciencia nadie puede hacer las cosas solo”, destacó Falcone. Y orgulloso, enfatizó luego: “Soy lo que soy gracias a la educación pública, sin la cual nunca habría podido estudiar, ni siquiera pagar el más modesto alquiler”.
Este joven investigador, el mayor de cuatro hermanos, nació en Río Cuarto, en el seno de una familia de trabajadores, donde el dinero no alcanzaba más que para lo justo, comentó. Sin embargo, con el apoyo “más anímico que económico” de sus padres, se convirtió en el primer profesional universitario de los Falcone.
Hoy, además de un científico destacado, Darío Falcone está casado con Evelina (44), con quien tiene dos hijos, Agustín (13) y Jazmín (9).
Una carrera sin contratiempos
En 1998, el doctor Falcone obtuvo el título de Licenciado en Química y, posteriormente, cursó sus estudios doctorales bajo la dirección de la profesora Juana Chessa de Silber, en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
En 2004, inició sus estudios posdoctorales en el Departamento de Química, del Imperial College London (Londres, Inglaterra) bajo la supervisión del profesor Tom Welton, uno de los más importantes referentes a nivel mundial en la temática de Líquidos Iónicos. Actualmente, Falcone se desempeña como investigador independiente de CONICET y como profesor adjunto de la UNRC, donde es miembro del Grupo de Sistemas Organizados del Departamento de Química, e investigador del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial y de la Salud (IDAS-CONICET).
Una novedosa línea de investigación
Tras regresar de Inglaterra al final de su posdoctorado, Darío Falcone inauguró en la Universidad Nacional de Río Cuarto una nueva línea de trabajo que combinó los conocimientos producidos en esta casa de estudios sobre sistemas organizados y los que trajo del Viejo Continente vinculados con los líquidos iónicos.
“Durante el Doctorado trabajé sobre sistemas organizados, particularmente en lo que respecta a micelas inversas. Son sistemas que se forman cuando se disuelve detergente en un solvente que no es agua”, señaló. “Para que se entienda, sería algo así como lo inverso que sucede cuando alguien disuelve jabón en agua. Cuando esto ocurre, se forma lo que se conoce como micelas directas. Es cuando las grasas se disuelven y por eso uno se puede lavar las manos. Al combinar detergente y agua se forma un sistema que disuelve las grasas”, explicó el científico premiado.
Luego añadió: “Lo opuesto a eso que expliqué serían las micelas inversas. Para formarlas se utiliza un tipo especial de detergente y un solvente que es completamente insoluble en agua, pero permite disolver agua dentro de este tipo de sistemas”.
¿Cuál es su utilidad en términos prácticos? Estos sistemas permiten, por ejemplo, generar distintos tipos de reacciones en su interior, encapsular enzimas o realizar la síntesis de nanomateriales. Precisó el doctor Falcone: “Estamos hablando de sistemas que tienen el tamaño de 1 millón de veces más pequeños que un milímetro. Dicho de otra manera, estos sistemas permiten construir materiales de ese tamaño”.
“Controlar la formación de materiales de tamaño microscópico tiene un valor muy significativo para la nanotecnología, que está tan en boga actualmente. Todo lo que sea de escala nanométrica hoy en día tiene muchas aplicaciones. Por ejemplo, permiten formar nanopartículas para su uso en medicina. En este sentido, la utilización de estos moldes de tamaño tan pequeño permite controlar el tamaño del material a formar y, por lo tanto, direccionar su posible aplicación. Así, estos nanomateriales poseen la capacidad de atacar microorganismo patógenos en el organismo y matarlas, pero sin provocar ningún daño en las células buenas”, destacó Falcone.
En Inglaterra, este joven investigador realizó un posdoctorado donde trabajó con sistemas completamente diferentes, conocidos como líquidos iónicos. Comentó: “Son sales que permanecen en estado líquido a temperatura ambiente. Su enorme potencial radica en que no se evaporan, por lo tanto no contaminan el ambiente. Así, tienen una gran variedad de aplicaciones químicas que resultan inofensivas para el medio ambiente. Este no es un logro menor, ya que la mayoría de los solventes químicos son volátiles, con resultados contaminantes, un problema que se acentúa mucho más cuando estamos frente a volúmenes industriales”.
Durante su posdoctorado, Falcone aprendió a armar y manipular ese tipo de sistemas. “Entonces, lo que pude hacer después de mi regreso a la Argentina fue combinar las líneas de trabajo del doctorado y del posdoctorado y generar una nueva temática de investigación a partir de lo que sabíamos sobre sistemas organizados y todo lo que yo había podido aprender en Inglaterra sobre líquidos iónicos”, remarcó. Y agregó: “Podríamos decir que el trabajo que estoy haciendo aquí en la Universidad Nacional de Río Cuarto tiene que ver con sistemas organizados alternativos, que nos permiten obtener micelas inversas sin utilizar solventes volátiles, o generar vesículas no tradicionales como transportadoras de fármacos”.
“El objetivo final de nuestro trabajo sería poder desarrollar en el futuro materiales que sean fáciles de armar, de bajo costo y que no contaminen. En estos momentos, lo que estamos haciendo es diseñar el transporte, para que en un mañana próximo, de ser posible, puedan llevar medicamentos hacia las células del organismo y que incluso puedan ser dirigidas hacia lugares específicos del cuerpo, como puede ser hacia las células tumorales, evitando así la nociva toxicidad que muchos tratamientos producen actualmente en los pacientes oncológicos”, subrayó.
Estos estudios científicos que está llevando a cabo el doctor Falcone forman parte de lo que es la Química Orgánica, una de las ramas que hay dentro de la Química. Otras para destacar son la Fisicoquímica, la Inorgánica, la Órgano-metálica y la Analítica.
Indicó el investigador: “Sin ir en desmedro de las otras, la Química Orgánica es una de las más importantes, no solo por la gran cantidad de investigadores que aglutina, sino por la enorme posibilidad de aplicaciones y compuestos que involucra, convirtiéndola así en una temática muy fuerte dentro de la Química”.
Este premio de la Sociedad Argentina de Investigación en Química Orgánica es el tercero que recae en investigadores del Departamento de Química de la UNRC. En años anteriores, también recibieron esta misma distinción los doctores Edgardo Durantini y Mariano Correa.