«El domingo a la mañana, abro la puerta y me frena una mujer que mandaban desde Tribunales. Me dijo que teníamos un desalojo y que el lunes a las 8 de la mañana teníamos que desocupar la casa porque si no lo hacíamos nos iban a sacar con la policía. No sabíamos para donde disparar. La tía de mi marido nos dio un lugar y el mismo día nos mudamos. Terminamos a las 2 de la mañana trayendo las cosas», relató Evangelina Aguero.
Su esposo se accidentó la mano, perdió un dedo, estaba con carpeta médica y, según contó la mujer, de un día para el otro le mandaron una carta documento diciendo que había quedado cesante de la empresa. «Quedamos sin mutual, sin sueldo, y yo hablé con los dueños de la casa para ver si nos podían aguantar a que juntáramos la plata. No hubo caso y los dueños decidieron desalojarnos. Tengo cuatro criaturas y con mi marido estamos afuera», expresó con angustia.
Ante esta situación, el único ingreso que tienen actualmente es la asignación universal por hijo y, uno de ellos, el de 18 años decidió dejar de estudiar para ayudar en la familia hasta que su padre consiga empleo.