El índice de Remuneración Imponible de Trabajadores Estable (RIPTE) dio cuenta de que el sueldo promedio, a marzo de 2019, fue de $38.884, lo que significa un 38,5% más que en marzo de 2018. Sin embargo la inflación durante ese período fue 54,7%. Esto significa que los salarios cayeron un 16,2% contra la inflación.
Por tratarse de sueldos brutos hay que descontar los aportes de jubilación y salud (17%) con lo que el sueldo neto a marzo se reduce de $38.884 a $32.273.
Si los salarios hubieran seguido la evolución de la inflación, el sueldo promedio debería ser de $45.630, esto es $6.746 mayor.
A este retroceso del poder adquisitivo hay que sumarle la caída del empleo asalariado registrado. Según Trabajo, a febrero, los asalariados registrados del sector privado sumaban 6.148.700. En diciembre de 2015, sumaban 6.240.133, lo cual representa 91.433 empleos menos.
A su vez, la mitad de los trabajadores registrados (poco más de 3 millones) cobran menos de $30.500 de sueldo bruto, lo que reduce el sueldo de bolsillo a menos de $25.300. De acuerdo a los datos oficiales, los sueldos de los trabajadores informales son más bajos aún.
Estos datos, sumados a la caída de las jubilaciones y prestaciones sociales y de los trabajadores por cuenta propia, explican la caída del consumo.