«En los barrios hay mucha pobreza, no hay trabajo y encontrás mucha droga. Cada vez más, con chicos muy chicos. De la violencia ni hablar. Es muy dura la realidad. Los papás y hermanos viven esta realidad y no hay respuestas. Es muy doloroso», afirmó María Sasso, madre de un joven con adicciones que decidió enfrentar «a los transas» y contener junto a su esposo a chicos en situación de riesgo.
«Hay pibes de 6 y 7 años que consumen y de ahí para arriba. Hay una cadena. Todos perjudicados y la sociedad termina sufriendo ese daño. Hace muchos años que estoy en esta lucha. Acá el transas vende y matan a los chicos. Los adictos no se recuperan, son muy pocos. La droga está cada vez más mala y hace mucho daño», señaló.
La mujer precisó que «el drogadicto roba para pagar la droga y las cosas robadas están en la casa de los transa».
«Me hago cargo porque lo he vivido. Se que es así. Me da dolor, pena y tristeza. Convivo con esto y tengo mucha impotencia. A veces me voy de mi casa y lloro tres días. A mi hijo lo tuve, le di la vida y como mamá sufro. Es muy feo, nadie comprende el dolor de los demás. Hace muchos años que vengo luchando por esto. He golpeado puertas y no me han escuchado», aseveró.