Luego de la ruptura de una presa en el municipio de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais (sureste de Brasil) durante la jornada de este viernes, el número de víctimas fatales asciende a 9 y los desaparecidos ya son 300. El gobernador del estado, Romeu Zema, dijo que había pocas posibilidades de encontrar más sobrevivientes.
La minera Vale, dueña de la represa Córrego do Feijão en la que se almacenaban aguas residuales, confirmó que había trabajadores en el área que resultó afectada por una gran corriente de lodo. Como consecuencia de esta situación se derramaron millones de metros cúbicos de agua y barro potencialmente tóxico sobre la región.
«El rescate y la atención a los heridos se están realizando en el lugar por el Cuerpo de Bomberos y Defensa Civil, aunque no hay confirmación sobre la causa del accidente», señaló Vale en un comunicado.
Por su parte, el presidente Jair Bolsonaro manifestó que van a tomar todas las medidas posibles «para minimizar el sufrimiento de familiares y de las posibles víctimas, así como la cuestión ambiental».