Imagen: A la izquierda la presidente de la fundación Pequeña Luz, Macarena Vigna, Ezequiel, Rocío. A la derecha, Armando Aranda, papá de los niños.
Los Aranda recibieron la visita de la caravana navideña que impulsó la fundación Pequeña Luz, que trabaja con niños discapacitados.
Oriundos de La Playosa, provincia de Córdoba, Armando, es padre de Rocío de 11 años y Ezequiel de 4, quien padece de hidrocefalia.
Armando tuvo que aprender a cuidar a Ezequiel, para brindarle toda la atención que necesita. En junio de este año, el destino le jugó una mala pasada. Miriam, su mujer, perdió la vida, tras sufrir la complicación de una infección en una muela que se trasladó a sus pulmones.
Con Rocío pequeña, y en un pueblo que no tiene la infraestructura adecuada para la atención de Ezequiel, Armando decidió empezar de cero en nuestra ciudad.
«Vine a Río Cuarto porque a pesar de que no tenía mutual, atendían igual a mi hijo, la ambulancia viene cuando es una urgencia, y eso no lo tenía en Villa María u otra localidad cercana», dijo Armando respecto a la elección.
Crédito imagen: Natalia Ozán
El entrevistado contó las dificultades diarias para salir a trabajar (es portero de un edificio) y que Rocío con 11 años cuide a su hermano menor, lo bronco aspire cuando no puede respirar, o en casos que convulsione, llame a emergencias. «Es complicado porque es chica, por ahí no dimensiona la importancia que tiene que lo cuide a Eze», dijo Aranda y agregó que por todo lo ocurrido Rocío debe manejarse como una persona mayor.
En su primera navidad en Río Cuarto, la familia Aranda recibió una pequeña muestra que en el difícil camino que transitan, no están solos.
Pablo Ramón