El conductor contó lo que sucedió dentro del vehículo cuando se produjeron los incidentes, momento en el que sufrió un desvanecimiento por unos segundos: «El vicepresidente de Boca, Horacio Paolini, agarró el control del micro hasta que reaccioné de vuelta y traté de hacer lo posible para traer a los muchachos a salvo a la cancha».
«Si Paolini no tomaba el volante pudo haber sido una tragedia. Cuando vi la piedra ya no recordé nada, hasta que manotée el volante de vuelta y dije ‘estoy bien’. Pero fue un segundo, como que me quedé sin aire», agregó.
Y explicando que una vez más ganó la violencia en el fútbol, dijo: «Lo peor fue cuando doblé en Lidoro Quinteros y Libertador. Ahí fue un ataque masivo. Después, cuando pasamos la rotondita, parecía que nos esperaba un ejército, como en una zona liberada. Vinimos a un partido de fútbol, no a una guerra».