El próximo Presidente deberá en 2020-21 conseguir financiamiento externo para cubrir los servicios de deuda con privados.
La consultora Ecolatina indicó que al cierre del segundo trimestre de 2018, la deuda del Estado Nacional rozó los 330 mil millones de dólares, cifra que implica casi 80% del PBI, muy por encima del 59% observado en el primer cuarto del año.
La entidad consideró que de conseguirse una renovación total de las Letras del Tesoro en lo que queda de este año, la deuda pública ascendería a 93% del PBI al cierre de 2018, y la deuda relevante permanecería en torno al 60% del Producto.
«Pese a que el nivel de endeudamiento se estabilizaría a fin de año, lo haría muy por encima del promedio de Sudamérica (45%) y en nuestro país el porcentaje de pasivos en moneda extranjera es muy elevado (representa 80% de la deuda en manos de privados y organismos internacionales)», añadió el informe.
Y aseguró, además, que más allá de esta dinámica, los desembolsos del FMI garantizarán la disponibilidad de fondos para hacer frente a los vencimientos de 2018 y 2019, ya que ingresarían al país 50 mil millones de dólares netos, monto superior a los servicios de deuda excluyendo Adelantos Transitorios con el Banco Central, Letras del Tesoro y vencimientos intra-sector público.
«Por lo tanto, los riesgos de default en el actual mandato presidencial lucen contenidos. Sin embargo, el próximo Presidente deberá en 2020-21 conseguir financiamiento externo para cubrir los servicios de deuda con privados y, en 2022-23, enfrentará elevados compromisos con el FMI (46 mil millones de dólares)», evaluó Ecolatina.
Para la consultora, «teniendo en cuenta el carácter incierto que revisten las elecciones presidenciales del 2019, tiene sentido esperar una mayor dolarización de carteras en la previa a los comicios».
En ese sentido, alertó que este salto cambiario «no solo implicaría un aumento contable del cociente deuda-PBI, sino que también agravaría el descalce de moneda, ya que los pagos de los servicios de la deuda se realizan principalmente en divisas, mientras que la recaudación tributaria se recolecta en pesos».
«Además, una depreciación impactaría en el nivel de actividad, golpeando a los ingresos del Sector Público Nacional. Una menor recaudación afectaría el cumplimiento de la meta fiscal de equilibrio primario complicando los desembolsos del FMI», alertó.
Fuente: Ambito