Boca hizo un desgaste enorme en defensa, pero en el global de la serie avanzó con justicia, porque demostró más argumentos para llegar a semis y ser el rival de Palmeiras, a fines de octubre.
Con un alto grado de dramatismo y emoción, apretado pese a tener un hombre de más, Boca logró la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores, al empatar como visitante 1-1 frente a Cruzeiro, que no pudo torcer los dos goles de ventaja del «Xeneize» en la Ida.
Sassa, tras una jugada de pelota parada, adelantó al Cruzeiro a los doce minutos del segundo tiempo, para hacer estallar a los miles de hinchas en el estadio «Mineirao», que era una olla a presión.
La expulsión de Dedé por doble amarilla -el mismo que había visto la roja en la Ida y después perdonado por la Conmebol- parecía darle tranquilidad a un Boca que tuvo un par de jugadas donde podría haber sufrido el segundo tanto.
Y con el tiempo cumplido, en una combinación con Ramón Ábila, Cristian Pavón aprovechó la desesperación de un equipo jugado en ataque y puso el 1-1, que obligaba a Cruzeiro a convertir dos tantos.
Boca hizo un desgaste enorme en defensa, pero en el global de la serie avanzó con justicia, porque demostró más argumentos para llegar a semis y ser el rival de Palmeiras, a fines de octubre.