«Tomamos droga y alcohol y no sabemos como llegamos a eso», fue el argumento de quienes ahora permanecen detenidos.
Luego de buscarla desde hace 4 días, la niña de 10 años fue encontrada muerta en el domicilio de uno de sus tíos. El cuerpo estaba escondido dentro de una pared en una bolsa. La Policía se llevó en un patrullero a uno de sus tíos paternos llamado Martín, quien horas más tarde confeso que junto a su pareja asesinaron a Sheila. «Tomamos droga y alcohol y no sabemos como llegamos a eso», fue el argumento de quienes ahora permanecen detenidos.
«En un final triste, encontramos un cuerpo pequeño. Está trabajando el personal de Policía Científica en el lugar. Seguiremos buscando hasta que aparezcan los culpables», había indicado el comisario mayor Jorge Finini, tras el descubrimiento. Dijo que el cuerpo estaba en un predio contiguo al lugar donde estaban viviendo las familias y agregó que se trató de una muerte violenta.
La víctima se encontraba en la casa de su padre cuando desapareció en el barrio Trujui, de esa zona del noroeste del Gran Buenos Aires. Pocos días después, el Ministerio de Seguridad bonaerense ofreció una recompensa de 500 mil pesos a quien pudiese aportar información sobre el paradero de la menor.
Conocido el hallazgo del cuerpo de Sheila, vecinos arrojaron piedras, maderas y botellas sobre el portón que está en la entrada predio donde vivía la niña. La policía reprimió con balas de goma y hubo varios detenidos. Justamente, en el lugar hubo un importante operativo de las fuerzas de seguridad desde temprano.
Se habían sumado 150 efectivos de distintas reparticiones policiales, canes de rastreo y buzos tácticos los que habían reforzado este jueves la búsqueda de Sheila, cuya investigación estaba orientada al círculo familiar de la nena en los últimos días.
Fotografía de Mario Sayes