A medida que tiende a estabilizarse el valor del dólar, y por lo tanto a ceder la crisis cambiaria, en la Casa Rosada comienzan a aparecer otras preocupaciones, en buena medida relacionadas con el sector real de la economía. Entre ellas, la situación de los ingresos de la población y, particularmente, el panorama que enfrentan los sectores asalariados.
Al respecto, un estudio de la consultora Ecolatina arroja que los peores meses para los asalariados serán el presente mes de octubre y el próximo noviembre, cuando el salario formal promedio podría llegar a perder 13% contra la inflación, comparado con los niveles vigentes doce meses atrás.
La previsión toma en cuenta que si bien se han comenzado a poner en marcha las negociaciones en los distintos gremios, como es el caso de los empleados de Comercio, la realidad es que el violento ajuste del dólar disparó la inflación a niveles récord y a una velocidad que confirma el viejo dicho que «los sueldos suben por la escalera y los precios por el ascensor».
Según anticipan las consultoras, la inflación de septiembre habría tenido un aumento del orden del 5,5% al 7%, según los distintos pronósticos, con subas del orden del 6,5% a 7% para los alimentos, uno de los rubros que más pesa en la canasta familiar de los que menos tienen. Y los pronósticos son también preocupantes para el mes en curso, ya que según mediciones privadas octubre tiene un piso de 2,5%.
Estimaciones privadas auguran que los salarios formales subirían cerca de 30% en el año, contra una inflación que el consenso de los economistas sitúa en torno de 45%. La profunda recesión que afecta a la economía y la caída en la rentabilidad de las empresas tiende a poner un freno a las demandas salariales, en un contexto en el que la perspectiva de la pérdida del empleo jugará también en contra de los asalariados.
Fuente: Ambito