Nicolás Dujovne y Christine Lagarde cumplieron con el anuncio que el propio Mauricio Macri y lanzaron el acuerdo al que llegó la Argentina con el Fondo Monetario Internacional. El objetivo fue adelantar desembolsos con relación al plan original y finalmente modificar el destino de esos fondos transformándolos de «precautorios» a «de libre disponibilidad» por parte de la Argentina. Todo eso a los efectos de mantener el equilibrio presupuestario, lo que implicará un fuerte ajuste.
La ampliación del acuerdo finalmente fue de u$s7.100 millones, es decir que el programa completo ahora se elevaa u$s57.100 millones. Esto implica, de acuerdo con lo que explicó al ministro, que en 2018 habrá desembolsos de u$s14.000 millones, es decir u$s8.000 millones más que lo que establece el programa anterior, y en 2019 serán u$s23.000 millones, cuando el desembolso anterior era de u$s12.000 millones. Totalizan solo estos dos desembolsos los u$s19.000 millones que fueron el centro de la explicación que dieron tanto Lagarde como Dujovne sobre las ventajas de este nuevo acuerdo y el impacto que debería tener su lectura en el mercado.
Según informa Ambito,com, el fondo va a llevar adelante el desembolso de cada uno de los tramos acordados solamente con el mero cumplimiento de las metas pautadas y sin tomar en cuenta el destino que se les da. Está claro que ese destino no será financiar la banda cambiaría pero sí administrar el déficit presupuestario para que llegue a cero.
Fuerte ajuste
El gobierno no sólo ratifica el plan presupuestario restrictivo para 2019, que elimina el déficit fiscal primario, sino que además asume una drástica política antiinflacionaria del Banco Central que reduce a cero la emisión monetaria desde ahora hasta junio de 2019, y pasa a un esquema de libre flotación cambiaria que limita las intervenciones de la autoridad monetaria en el mercado mayorista, informó Página 12.
La escasez de dinero circulante debería actuar como freno a la inflación, pero al costo de una fortísima caída en la actividad económica.