En la tarde del sábado, personas de la comunidad LGBTI se reunieron en Plaza Roca para compartir una mateada y un conversatorio sobre educación sexual integral. El objetivo de la comunidad es visibilizar la diversidad y generar un espacio de reflexión sobre la necesidad de poder vivir en una sociedad donde se respeten las diferentes identidades. Además, confían en que se generen acciones que tiendan a crear políticas públicas activas.
Bajo el slogan nadie nos puede decir a quien amar, los integrantes del grupo LGBTI sostienen que las orientaciones e identidades de género no pueden ser juzgadas en función de dogmas religiosos sino que deben ser consideradas en base a la igualdad de derechos y que, según ellos, es lo que tiene que garantizar el estado.
Walter Torres, presidente de la mesa de la diversidad, considera que hoy en día existe una corriente antidemocrática y dice: «uno puede manifestar una opinión distinta pero no significa que esa opinión distinta pueda dañar a las personas. Hoy tenemos casos de personas que han perdido la bandera en función de pensar distinto. También hay que tener en cuenta que muchas veces esas declaraciones públicas estigmatizando al colectivo LGBTI generan que muchas familias dejen a sus hijos en la calle, que haya mucha presión en el núcleo familiar y eso no lo podemos permitir».
De esta manera, el grupo debatió sobre distintos aspectos de la ley de educación sexual integral, siempre bajo el lema de que amor es amor y con el mensaje claro de que al closet no vuelven nunca más.