En seis meses realizaron con éxito tres trasplantes de útero en ovejas.
PRENSA UNRC – Las fallas de útero son una de las causas más comunes de problemas de fecundidad en las mujeres. Investigadores locales y de Córdoba experimentan con animales, para establecer un procedimiento de trasplante uterino aplicable en humanos. Es el primer grupo que trabaja este tema en el país
En seis meses realizaron con éxito tres trasplantes de útero en ovejas, lo cual abre las puertas para que en un futuro cercano este adelanto científico se aplique en mujeres, para la solución a una de las principales causas de infertilidad humana.
Evidenciaron la viabilidad de la intervención y ahora probarán la fertilidad de estas hembras trasplantadas. En los tres casos fue exitosa la reanudación de la función del órgano y ahora queda por comprobar la capacidad para lograr la preñez.
Se apunta a optimizar el procedimiento de trasplante desde el punto de vista quirúrgico. Se hace investigación en animales. Es un trabajo de medicina experimental, que es el primero que se lleva a cabo en el país, y del cual participan veterinarios de la Universidad Nacional de Río Cuarto junto con el equipo de trasplantes del Hospital Privado de Córdoba y la Universidad Católica de Córdoba.
En la operación de trasplante, se extrae el útero, se lo acondiciona y conserva fuera del cuerpo y, luego, en la misma oveja, que es donante y receptora a la vez, se hace el reimplante, que conlleva un empalme de los vasos del útero para reconectarlo. Intervienen 19 personas en este procedimiento, entre médicos, veterinarios, bioquímicos, anestesistas y residentes.
La contingencia de rechazo no forma parte de esta etapa experimental, puesto que ya ha sido estudiada largamente en el ámbito médico, por eso es que se trabaja con el mismo animal, a los fines de apropiarse de la técnica de trasplante evitando cualquier posibilidad de rechazo del órgano.
Cada intervención quirúrgica se extendió entre siete y ocho horas. Extirpan el útero, lo preservan en un medio frío y estéril durante un par de horas y luego lo vuelven a colocar. De esta manera, han podido demostrar la eficiencia en la aplicación de esta técnica de trasplante en una especie que tiene similares características -en cuanto a la anatomía del aparato reproductor femenino- que la mujer.
La participación de los docentes investigadores de la UNRC permitió sortear una de las dificultades más serias que venía teniendo este proceso, cual es la muerte de las ovejas a causa de la intolerancia a la anestesia, que debe perdurar durante las más de siete horas que demanda el procedimiento.
Por la Universidad de Río Cuarto participan los médicos veterinarios, especialista en Ciencias Clínicas, del área de Medicina y Cirugía Experimental del Departamento de Clínica Animal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, José Luis Sereno, Marcelo Iraci y Oscar Luján, este último doctor en Ciencias Agropecuarias, autor de la primera tesis en el país referida a cirugía bovina. Ellos forman parte de un equipo encabezado por el doctor Martín Maraschio, jefe del área de trasplantes del Hospital Privado, al cual se suman docentes de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba, espacio físico donde se realizaron estos trabajos experimentales.
Las cirugías tuvieron éxito. Removieron el útero de tres ovejas y se los volvió a reimplantar. En todos los casos, el órgano recuperó su función y su vascularización.
Engendrar en un útero trasplantado es el nuevo horizonte de esta promisoria investigación interdisciplinaria. La técnica puesta a prueba con animales promete ser un camino hacia la maternidad para mujeres que necesitan de un útero, el principal órgano para la gestación de un hijo. En Argentina hay cerca de un millón de mujeres en edad reproductiva que están imposibilitadas de ser madres, muchas de las cuales por infertilidad uterina.
El trasplante de utero podría ser la gran posibilidad para aquellas que no pueden tener hijos porque nacieron sin útero o tuvieron que quitárselo a causa del cáncer, otras enfermedades o complicaciones posparto.
Los veterinarios locales fueron convocados para que se hicieran cargo de las anestesias inhalatorias de las ovejas intervenidas.
Este es un proyecto originado en el Hospital Privado Universitario de Córdoba, donde en el año ’88 se realizó el primer trasplante de hígado, el cual fue el primero hecho en el interior del país. Allí se efectuaron también los primeros trasplantes del interior de Argentina de corazón, a principio de los ‘90; de pulmón, en 1996; y el único triple trasplante de hígado, riñón y páncreas reportado en el país, en 2014.
En este proyecto trabajan doce médicos, más cuatro veterinarios –tres de Río Cuarto y uno de Córdoba, que es Eduardo Villada, director del Hospital de la Universidad Católica- más tres residentes. Es una actividad conjunta que requiere del aporte de la medicina, la bioquímica y la medicina veterinaria.
Los docentes locales, adelantaron que ahora prevén que parte del trabajo experimental, se lleve a cabo en el Hospital Escuela de la UNRC, que cuenta con la infraestructura necesaria para esta actividad.
Tres casos y muchas expectativas
Oscar Luján (58) forma parte del comité del Doctorado de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba y es profesor asociado en la asignatura Técnica Quirúrgica, de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UNRC. El investigador explicó: “Trabajamos en la anestesia inhalatoria de ovinos. Participamos de un proyecto de investigación con un grupo de médicos dedicados a trasplantes hepáticos del Hospital Privado. Es un trabajo experimental de trasplante de útero, que se hace en ovinos. Fuimos convocados por el doctor Martin Maraschio, jefe del equipo quirúrgico del Privado. En lo que va del año ya van tres cirugías. Son procedimientos extensos, que implican mantener intubada a la oveja entre 6 y 7 horas, y a veces más, con anestesia general. En humanos, se han realizado en el mundo unos diez trasplantes exitosos. Suecia es el país pionero en esta materia”.
Desde 2012, nacieron ocho bebés de mujeres que recibieron trasplantes de útero, todos en Suecia. Y el año pasado por primera vez en Estados Unidos, una mujer que nació sin útero y recibió uno de trasplante, dio a luz. El primer trasplante uterino se realizó en el año 2000 en Arabia Saudita, sin embargo, tres meses después el útero fue removido. En el año 2011 realizaron un trasplante uterino en Turquía, se logró el embarazo, pero se produjo un aborto temprano. Recién hace seis años se tuvo conocimiento del primer nacimiento en Suecia de un niño tras trasplante.
Lujan indicó: “Acá se comenzó en este camino con el trabajo previo en ovinos, tal lo recomendado por especialistas suecos, debido a la similitud entre los aparatos reproductivos de las hembras de esa especie y las mujeres. Por la similitud anatómica entre la mujer y la oveja, sobre todo en cuanto a la anastomosis de las arterias -unión de vasos sanguíneos de pequeño calibre a uno de mayor grosor-, esto es el tipo de irrigación del útero”. Y agregó: “Se ha conformado un equipo interdisciplinario.
Este es el primer grupo que trabaja en el país en trasplante de útero, en este caso en ovejas, para ser extrapolados luego sus resultados a la medicina humana”.
El docente de la UNRC puntualizó: “Los tres casos de animales trasplantados fueron exitosos. Han sobrevivido y ahora están a punto de recibir servicio a los fines de comprobar que el animal sea apto para la reproducción, lo cual indicaría que el útero ha recobrado por completo su funcionalidad”.
“Son trasplantes autólogos. Se trabaja con un mismo animal, para poner a punto la técnica del trasplante, no se tiene en cuenta en estos casos el tema de compatibilidad, puesto que es algo que ya ha sido trabajado largamente en humanos”, acotó.
A sabiendas que la oveja no va a rechazar el trasplante de su propio útero, los investigadores se centran en trabajar detalladamente la técnica quirúrgica.
De esta manera, se espera que ese útero que ha sido sacado de su ámbito natural y reimplantado demuestre su fertilidad.
Largas horas de quirófano
En el procedimiento, la oveja es dormida. Se le saca el útero. Se lo lleva a un lugar frío y estéril, donde se lo mantiene durante una hora y media o dos horas. Después se lo vuelve a reimplantar a la misma oveja. Así es que se trata de demostrar que es factible trasplantar un útero de un animal a otro.
En cuanto al trasplante, el doctor Luján señaló: “Es una técnica que está perfectamente trabajada. La irrigación se respeta al máximo, porque de eso depende la viabilidad del órgano”.
“Se hace una histerectomía, operación quirúrgica que consiste en extirpar el útero total o parcialmente. Se saca el útero y se dejan disecadas arterias y venas, tanto de la parte craneal, como de la parte caudal. Se simplifica la anastomosis, en lugar de cuatro uniones, se hacen dos. Eso se lleva a cabo con microcirugías, que hacen los especialistas médicos del Instituto Privado”.
“El objetivo es que el útero sea otro órgano trasplantable”
José Luis Sereno (58), que también integra este equipo de investigación, comentó: “El objetivo final es que el útero sea otro órgano trasplantable. Se reproduce la técnica de trasplante uterino que se va a utilizar en el futuro en mujeres. Hasta ahora ese paso ha sido exitoso, todos los casos van muy bien. El útero es sacado y lavado, como se hace habitualmente con cualquier órgano que se trasplanta. Se hace el mismo trabajo que se hará más adelante con un útero a trasplantar de una persona a otra”.
“Durante un tiempo el útero está afuera del cuerpo sin irrigación, lo mismo que ocurre con cualquier otro órgano para el caso de los humanos. Se le coloca soluciones especiales y queda sin nada de sangre el órgano”, indicó. Y agregó: “Se le hacen algunas modificaciones en cuanto a la circulación, porque en un trasplante es muy importante la circulación que tiene el órgano para que realmente comience a funcionar una vez implantado”.
“En cuanto a la técnica, los resultados obtenidos son muy positivos. Está faltando comprobar la funcionalidad del órgano, lo cual ya es secundario a los objetivos propuestos en este trabajo. El trasplante y la irrigación han sido totalmente exitosos”, remarcó José Luis Sereno.
El veterinario explicó: “Primero se hace la cirugía para la extracción del órgano, se lo prepara para volver a colocarlo y se deja el cuerpo del animal en condiciones para receptar nuevamente el órgano. Eso lo hace un equipo de cirujanos. Después, otro grupo trabaja sobre el órgano que va a ser trasplantado. Y un tercero se encarga de volver a colocar el órgano. Eso son los tres grandes momentos de la cirugía”.
“Son tres pasos que tienen salir bien, para el éxito del proceso. Tanto cuando se lo saca al órgano, como cuando se lo prepara afuera del cuerpo –se trabaja en frío, con hielo, en un ambiente estéril- y, finalmente, cuando se lo vuelve a colocar”.
“En la última etapa, cambia todo. El sistema queda de una manera distinta a lo que era originalmente. Si el aporte sanguíneo era por cuatro grandes vasos para la llegada y el drenado de sangre, se lo deja a través sólo de dos grandes vasos. Es parte del acto quirúrgico. Se reduce el número de grandes vasos que van a aportar al órgano, a pesar de lo cual va a seguir siendo funcional. Esto se hace para simplificar la técnica. Se realiza a través de microcirugía. Son vasos que se deben suturar en un calibre muy pequeño”.
Sereno precisó que “es un trabajo experimental que requiere tener anestesiado al animal durante 6, 7 y hasta 8 horas. Cosa que en medicina veterinaria nunca ocurre, puesto que en cualquier intervención se los duerme a lo sumo durante tres horas, por más compleja que se la cirugía”.. Y apuntó: “En animales los trasplantes no se hacen, no tienen sentido, menos en un animal de consumo como es el ovino. Sólo se lo hace en términos de cirugía experimental. Lo que se está haciendo es un aporte a una técnica de trasplante”.
Más de 30 años con las cirugías experimentales
El veterinario José Luis Sereno remarcó: “En nuestra formación tuvimos la suerte de tener un jefe, el profesor a cargo, que se dedicó a trabajar con médicos de humanos. Eso nos ha dado mucha experiencia en cirugía experimental. El doctor Desiderio Quiroga, ex titular de la cátedra de Cirugía Animal, siempre tuvo la visión de trabajar en quipos multidisciplinarios, con médicos. Nos formamos con esa escuela, que nos ha dado la posibilidad de participar en proyectos cuyos resultados han sido muy satisfactorios”.
En el mismo sentido, Luján dijo: “Nuestro equipo lleva más de 30 años de medicina experimental”, al tiempo que valoró el trabajo conjunto que se está llevando adelante entre entidades públicas y privadas. “Es una reciprocidad muy enriquecedora, tanto para los médicos, como para nosotros. Hemos podido intercambiar nuestras experiencias”, dijo, al tiempo que ilustró: “Por ejemplo, ellos hacen una determinada sutura del abdomen en los humanos que es incompatible con la que se debe hacer en los animales, ya que los puntos de sutura que hacemos los veterinarios deben dar un margen de seguridad mucho mayor que en el humano, porque nuestros pacientes no entienden de reposo”.
Tres antecedentes relevantes con aplicación en humanos
Este mismo grupo del área de Medicina y Cirugía Experimental del Departamento de Clínica, hace siete años protagonizó un aporte novedoso que hoy se aplica en personas. Usaron la aorta de una oveja para colocársela a otra en reemplazo de parte de su tráquea. Lograron suplir tráquea por una porción de aorta con un dispositivo similar a un stent de polipropileno. Por medio de la intervención, que sustituye un tramo de tráquea con homoinjerto de tejido vascular, se evidenció que sobre el injerto crece un nuevo tejido similar a la tráquea y el soporte se recubre de epitelio respiratorio, dando lugar a una nueva tráquea. Los científicos avanzaron con el procedimiento hasta convertirlo en una alternativa clínica.
Anteriormente, junto con el reconocido doctor Alberto Lubetkin y el médico Jorge Garimaldi, trabajaron en relación con el reflujo vesico-ureteral experimental estéril. En ese caso, también practicaron una técnica que hoy se usa en medicina humana. Se centraron en provocar el reflujo y demostrar a través de una secuencia de biopsias que por más que no estuviera contaminado, la orina que iba al riñón por este reflujo provocaba una nefritis, que es una inflamación renal, que puede provocar un daño irreversible. Reprodujeron la enfermedad en cerdos y establecieron una forma de tratamiento precoz, a partir de una técnica que evita el reflujo y, por ende, la nefritis.
El tercero de los trabajos más destacados de este grupo de la UNRC, fue el que llevaron a cabo con el doctor Mario Zernotti, del equipo médico del Hospital Allende de Córdoba. Allí, hicieron un implante de titanio en el seno paranasal de equinos – espacio hueco en los huesos que rodean la nariz-. Esto permitió llevar a cabo un lavaje de los senos paranasales. Se utilizó un tornillo y un tapón para permitir el lavado periódico, hasta solucionar el problema de sinusitis. Esto también ahora se aplica en humanos.