Cayó en Córdoba un violador prófugo desde hace siete años

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Claudio Alberto Báez, de 52 años, trabajaba como transportista escolar. Había sido condenado a 20 años de prisión por abusar de un nene de cuatro años en provincia de Buenos Aires.

Un violador, que había sido condenado a 20 años de prisión por abusar sexualmente de un nene de 4 años y que permanecía prófugo desde 2010, fue detenido en las últimas horas por personal de la Policía Federal en la capital cordobesa.

El individuo apresado, cuyo fallo judicial determinó que había cometido «abuso sexual agravado de un menor», fue identificado como Claudio Alberto Báez.

«Trabajamos día a día junto a las fuerzas federales para que estos criminales que representan un verdadero peligro para la sociedad no evadan sus responsabilidades ante la Justicia. Este delito tan grave, que genera tanto dolor, no puede quedar impune», aseguró la ministra de Seguridad de la Nación , Patricia Bullrich.

La detención de Báez, de 52 años, fue concretada por efectivos de la División Investigación Federal de Fugitivos de la Policía Federal en la intersección de las calles Anasagasti y Mayor Luisón, en la ciudad de Córdoba, como consecuencia de una pesquisa que incluyó distintas tareas de inteligencia.

El hecho que se le imputa ocurrió en 2005, cuando Báez trabajaba como chofer de una camioneta escolar que trasladaba a chicos que vivían en countries bonaerenses de Pilar y Grand Bourg.

En ese entonces, fue contratado por una familia para que se encargara del regreso de su hijo de 4 años desde un colegio ubicado en Del Viso.

A partir del testimonio del menor, en 2010, el Tribunal Oral Criminal número 7 de San Isidro condenó al acusado a 20 años de cárcel.

Báez gozaba del beneficio de excarcelación, ya que el caso había sido caratulado como abuso sexual simple.

Sin embargo, tras ausentarse a la lectura del veredicto, abandonó su comercio de la localidad bonaerense de Manuel Alberti y permaneció prófugo de la Justicia hasta este sábado cuando fue apresado.

El Tribunal Oral de San Isidro cambió la carátula y definió que se habían provocado daños irreversibles en el menor.

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