Entrevista a Nidia Farah, docente y voluntaria del taller literario de la Unidad Penitenciaria, y a Hernán Vaca Narvaja, periodista y ex titular del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC.
Argentina tiene cada vez más presos, pero no parecen suficientes. La mirada colectiva es que “los delincuentes
entran por una puerta y salen por la otra”.
A finales de 2015, las personas retenidas en cárceles federales y provinciales sumaban 72.693, casi un 190%
más que en 1996, cuando eran 25.163. En este tiempo, la población total argentina creció un 22%.
En 2016 y 2017 el número volvió a crecer la cantidad de presos, según las cifras presentadas la semana pasada por
la Procuración Penitenciaria de la Nación.
Las cárceles no dan abasto, con casos dramáticos como la provincia de Buenos Aires, donde 33.000 detenidos viven
en el espacio destinado a 26.000.
Con una tasa de 168 presos cada 10.000 habitantes, Argentina ocupa el séptimo lugar en el ranking de países
del G20, en un podio que lideran Estados Unidos, China y Brasil.
Pero a diferencia de la tendencia mundial, que reduce la tasa año a año, Argentina la sigue aumentando.