Se advierte esta política de segregación para señales con impronta federal como un instrumento de sumisión cultural al discurso centralista de Buenos Aires.
La arbitraria designación de canales que forman parte de la distribución de la Televisión Digital Abierta (TDA), en la que son excluidas señales originadas en el interior del país, revela una mirada centralista y discrecional que desde hace años condiciona la comunicación en la Argentina.
Señales como 360, LN+, C5N ó CN23, forman parte de las opciones informativas que llegan a través de la TDA, pero resulta excluida en la Provincia de Córdoba la emisión de Telediario Televisión, una alternativa periodística federal que busca eludir esa monopolización discursiva histórica de Capital Federal.
Impedimentos de orden burocrático, que trascienden gobiernos e ideologías, reafirman los condicionantes para el trabajo audiovisual del interior argentino que genera fuentes de trabajo y promueve la diversidad de voces.
Se advierte esta política de segregación para señales con impronta federal como un instrumento de sumisión cultural al discurso centralista de Buenos Aires.
Aquellas corporaciones mediáticas que afirman sostener la libertad de mercado como un dogma, son las primeras en apelar a todo tipo de regulación para imposibilitar la libre competencia y el periodismo independiente.
Esta crítica que formulábamos durante el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner lo ratificamos en la gestión de Mauricio Macri. Lo que estuvo mal antes, sigue estando mal ahora.
La incorporación de las señales del interior del país a la Televisión Digital Abierta debería constituirse en un acto inapelable, con el objetivo de avanzar en el respeto del derecho que constituye la libertad de expresión.