El presidente saliente pronunció un último discurso dirigido al pueblo de su país. «Por cada dos pasos que damos hacia adelante, parece que damos uno hacia atrás», dijo. Trump asumirá el 20 de enero.
El presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, se despidió este martes a la noche del pueblo estadounidense, a 10 días de entregar el poder, con un mensaje esperanzador en el que recordó que el país «tiene la capacidad de cambiar, de mejorar», pese a que «por cada dos pasos que damos hacia adelante, parece que damos uno hacia atrás».
La tensión que se vive en Estados Unidos en los días previos a la asunción del magnate republicano Donald Trump estuvo presente constantemente en el discurso de Obama. Sin embargo, el mandatario saliente se concentró en ofrecer una mirada optimista y en enfatizar la misma idea central que lo llevó a la Casa Blanca hace ocho años: el cambio es posible.
«Hoy me toca agradecer a mí (…). Ustedes fueron el cambio», sentenció y se ganó de inmediato el aplauso de un auditorio repleto en Chicago, la ciudad que lo encumbró políticamente como una joven promesa del Partido Demócrata hace poco más de una década.
Obama le dedicó una porción importante de su mensaje a la tensión racial que se vive en el país y al crecimiento del clima antimigratorio, que quedó revelado por el triunfo de Trump.
«Las relaciones raciales son mejores ahora de lo que eran antes. Eso es algo de lo que puedo hablar», aseguró el primer presidente negro de Estados Unidos. «Eso es algo que no sólo se ve en las estadísticas, sino también en las actitudes de los jóvenes», agregó desde el centro de convenciones McCormick Place de Chicago.
Además, atacó las propuestas de ajuste y de aislacionismo que propone el futuro gobierno republicano.
«Si no estamos dispuestos a invertir en los hijos de inmigrantes sólo porque no se parecen a nosotros, estaremos yendo en contra de nuestros propios hijos, porque esos chicos morenos van a terminar representando una porción cada vez más importante de nuestro país», sostuvo el mandatario y pidió «leyes antidiscriminación» para las contrataciones laborales, para la educación y todos los sectores de la sociedad.
«Las leyes son importantes, pero no suficientes. Necesitamos un cambio de corazón», reclamó y luego puso un ejemplo. «Hay que entender que, cuando los jóvenes afroestadounidenses protestan pacíficamente, no están pidiendo un trato especial: están pidiendo un trato igualitario como el que prometieron los padres fundadores a todos los ciudadanos estadounidenses», aseguró, haciendo referencia al movimiento de protestas que creció en los últimos años contra la represión y la discriminación policial en ciudades de todo el país.