Telam – EWl popular septeto de Avellaneda llevó las canciones de “Pecado Capital”, el más reciente álbum de su discografía y con el que reconquista un rock más directo y la resistencia desde la palabra, a un Monumental extasiado y con localidades agotadas que tuvo como invitados a Víctor Heredia, David Lebón y Luciano Napolitano.
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Son dos nuevos hitos para esta banda que rema el circuito de la música desde 1998 y que ostenta seis álbumes de estudio: el primero, el Disco de Oro que consiguió “Pecado Capital” semanas después de ver la luz; el segundo, despedir el año en River, estadio en el que pocos grupos nacionales tuvieron el lujo dar conciertos propios: Los Piojos (2003 y 2009), Serú Giran (1992), Bersuit Vergarabat (2007), La Renga (2002 y 2004), Los Redondos (2000), Soda Stereo (en su separación de 1997 y en su reencuentro de 2007) y Los Fabulosos Cadillacs (en el marco de su regreso en 2008).
Pero el éxito golpeó las puertas de este grupo, que se completa con Pablo Ferradas y Emiliano Mansilla (guitarra y coros), Ezequiel Bolli (bajo), Javier Pandolfi (batería), Conde Kung (teclado) y Pablo Puntoriero (saxo), con el lanzamiento del quinto disco, “Historias” (2014), que tuvo la presentación en un Microestadio Malvinas Argentinas completo y que lo llevo a tocar en Uruguay.
Es innegable el crecimiento que La Beriso fue cultivando en estos últimos años y que se impulsó exponencialmente -tal vez- desde el lanzamiento de “Historias”. Esa correspondencia fue la que se percibió este sábado desde temprano, cuando más de 50 mil personas empezaron a congregarse en los diferentes puntos de encuentro.
Por Libertador desfilaban los colectivos escolares que, decorados con banderas de todos los tamaños, traían personas desde distintas zonas de la provincia, y que musicalizaban la avenida, a cada paso, con cánticos, palmas y excesivo ímpetu. En cierta forma, se asemejaba al folclore de un superclásico de fútbol.
En esa multitud estaba Marcelo, de 38 años, que había ido desde José C. Paz con sus dos hijas gemelas adolescentes y el novio de una de ellas, a “pasar un momento juntos” porque para ellos un encuentro con La Beriso es elegir con “quien querés estar”. Al lado, su amigo Luis, de 47 años, sostenía con alegría una diminuta remera azul con una leyenda de la banda, que había comprado para su nieta, a punto de nacer.
Entre las remeras más elegidas por el público se destacaron motivos de los diferentes recitales, discos y frases del septeto, otras de Pier, La Renga y también de Callejeros. Si bien entre esas 50 mil prendas también desfilaron estampas de otras formaciones menos relacionadas musicalmente como La Vela Puerca o Las Pastillas del Abuelo, fue difícil encontrar remeras que remitiesen a alguna ideología política. El público decidió dejar afuera del rock, por lo menos en ese aspecto, a la política que tanto le dio en otros momentos.
El recital comenzó a las 21.30, después de las actuaciones de los locales La Perra que los Parió y los españoles de Ciclonautas. Esa media hora de retraso (el show estaba anunciado puntual y a las 21) sirvió para jugar con la ansiedad de un público que se precipitaba cada vez que aparecía alguien sobre el escenario: el plomo, el chico que limpiaba el piso, el que acomodaba los instrumentos; todos eran motivo de gritos eufóricos.
Los músicos aparecieron detrás del escenario, antes de subir. Saludaron y arengaron al sector de la platea que tenían en su ángulo de visión. Las luces se apagaron y el campo de pronto apareció estrellado. Una lectura panorámica mostraba el estadio iluminado con las pantallas de los celulares; lo que generó un hermoso juego visual. La banda empezó a soltar los acordes de “Miradas”, primera de más de treinta canciones y tres horas de show.
Sobre el escenario despojado, una pantalla en su fondo y dos más en los laterales. En la pasarela, una cruz que cambiaba de colores y a veces presentaba algún motivo; el símbolo, en realidad, era más que una cruz. La Beriso es una banda que no recurre a los ornamentos ni prefiere excentricidades materiales y eso también gusta.
Grandes y selectos invitados compartieron este logro con el septeto. El primero en aparecer fue Víctor Heredia, que regaló su canción “Sobreviviendo”, cover que ‘Rolo’ sumó a la treintena de canciones y a la que le aportó una cuota de estilo berisero.
Varios allegados a Pappo también acompañaron al septeto: mientras que David Lebón coloreó “Otro lugar” con su cadencia, Luciano Napolitano, con la remera de Lovorne, puso su toque en “Confundido”.
Las versiones que, bien elegidas, interpretaron junto a estos enormes de la música, continuaron con el Tano Marciello en “No me olvides”; los Auténticos Decadentes que hicieron una fiesta con “Banda de moda”, canción que La Beriso incluye en “Pecados Capitales” y que dedica a quienes la critican; Walter Giardino y Stu Hamm a dúo en “Realidad” y en “Dónde terminaré”; el productor del álbum, Armando Ávila en “Una canción” y “Pensamientos”; y Néstor Ramljak, de Nonpalidece, en “Madrugada”.