Fue el pedido que hizo la Iglesia. Obispos concluyeron el plenario episcopal y dejaron trascender su preocupación por el aumento de la pobreza, la desocupación creciente, el avance del narcotráfico y los desencuentros entre los argentinos.
Un centenar de obispos participó desde el lunes de la 112 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina que presidió monseñor José María Arancedo en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, donde se abordaron temas de actualidad e internos de la Iglesia.
«No es necesario abundar en declaraciones. Es un momento difícil y requiere de la responsabilidad de todos, para trabajar por el bien común y las necesidades de los sectores más vulnerables», dijo un vocero episcopal.