«Decidí denunciar públicamente esta situación porque temo por mi vida y la de mis hijos» Manuela Centeno, quien es escritora y funcionaria municipal de la subsecretaría de Cultura, decidió contar una lucha personal contra la violencia de género que impulsa desde hace 7 años.
Manuela realizó una denuncia judicial y solicitó el botón antipánico tras advertir sobre violencia física, psicológica y económica por parte de su ex pareja.
En diálogo con el periodista Pablo Callejón de Telediario, Manuela destacó que «es un proceso muy largo siendo víctima de violencia»
«Cuando te golpean quedan las marcas, pero la violencia psicológica y económica tiene otro tenor, cuesta probarla. Una termina siendo la loca, la persona enferma, y no se respeta ningún tipo de derecho ni la intimidad», enfatizó.
La escritora manifestó que «el psicópata actúa normal para el resto de las personas y tiene un control sobre la víctima»
«Los psicópatas son seductores, tranquilos, tienen control sobre todas las personas y hasta con mis hijas. El detonador fue cuando mi hija se quería ir del país, quería cambiar el nombre para que su padre no la encuentre», relató.
Manuela precisó que inicialmente habló su situación con su hermana y gradualmente fue animándose a hablar. «Tuve que llegar al punto de tener violencia física para que me tomaran una denuncia porque la situación psicológica y económica no tiene validez para la Policía», lamentó.
La escrita manifestó que en su primera denuncia fue «muy bien tratada», aunque destacó que «después vinieron 5 meses esperando que alguien tomara el caso y una jueza se ocupara»
«No tenía cuota alimentaria, no sabía a donde se llevaba mis hijas el padre y estaba incomunicada. La jueza determinó un régimen de visita y una cuota alimentaria. Después siguió ese trabajo de psicópata y violencia de género que ejerce hacia mis hijas. Dijo que se las va a llevar a otro lugar y que si no le hacen caso, algo va a pasar con su madre», expresó.
Manuela precisó que solicitó un botón antipánico y que existe una medida cautelar que restringe el acercamiento del hombre denunciado.
«Esto viviendo en un hotel porque no puedo vivir en mi casa y mi mensaje es que hay que denunciar, hay que animarse. Las medidas que se dictan desde la Justicia son provisorias y esto no se puede permitir. Los chicos no pueden ser víctimas de una persona enferma. Es denigrante que duden de la mujer. Temo por mi vida y la de mis hijas», enfatizó.
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