Lo hizo público en Estados Unidos una cirujana que atiende quemados, que junto con otros especialistas firmó una carta que difundió en una revista científica.
Además de ofrecer dudas sobre sus efectos en la salud por las sustancias que se inhalan a través de ellos, los cigarrillos electrónicos pueden explotar por mal uso o deficiencias de las baterías de litio. Así lo alertó Elisha Brownson, una médica cirujana de atención crítica en el Centro Regional de Quemaduras de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos. Lo hizo por medio de una carta que se publicó en la edición digital de ayer de la publicación especializada New England Journal of Medicine. La especialista acompañó el documento, en el que hay otros firmantes, con fotografías de pacientes que sufrieron accidentes con estos productos.
«Cuando vimos que esto era una tendencia en nuestro centro, sentimos la necesidad de hacerlo público», declaró la médica. «Queremos que los consumidores sepan que es un riesgo», agregó. En el establecimiento en el que trabaja fueron atendidas 22 personas por quemaduras y otras lesiones provocadas por explosiones de cigarrillos electrónicos desde octubre de 2015.
Los cigarrillos electrónicos producen vapor por el calentamiento de sustancias que tienen ligeras dosis de nicotina y otros líquidos saborizantes y hasta colorantes. La temperatura de esos insumos se logra gracias a las baterías, que son de ión de litio y recargables, como las de los teléfonos celulares y otros dispositivos portátiles. Aparentemente, según lo se que denunció, algunas de estas baterías se están sobrecalentando, defecto que también se ha registrado en teléfonos móviles y que ha obligado a algunas fabricantes de terminales a sacarlos del mercado. En el caso de los cigarrillos electrónicos, esta falla parece todavía más peligrosa.
En Argentina
Los cigarrillos electrónicos están prohibidos. Sin embargo, son posibles de conseguir gracias al comercio por Internet, el ingreso a través de aeropuertos por parte de personas que reciben pedidos de clientes o amigos e inclusive se están vendiendo irregularmente en comercios no especializados. Su consumo también está expresamente impedido en lugares cerrados -al igual que los cigarrillos comunes- y, de todas formas, también es posible observar a consumidores en ámbitos educativos, taxis y hasta restaurantes. El desconocimiento del producto y sus alcances es lo que está permitiendo que en lugares como Córdoba su uso se esté expandiendo pese a las regulaciones.
Fuente La Voz del Interior