La autopsia reveló que Camila murió por un corte en el cuello, el mismo día de su desaparición

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La autopsia realizada por la perito forense Virginia Ferreyra reveló que la joven Camila Carletti fue asesinada con un corte de arma blanca en el cuello y posteriormente arrojada sin vida al arroyo Santa Catalina. Su muerte se produjo la misma jornada de su desaparición.
La víctima fue atada de pies y manos antes de caer sobre la corriente de agua que limita con el Haras El Trébol, donde trabajaba Juan Villar. Camila fue hallada sumergida, a 2 mil metros del denominado «Punto cero» donde se inició la búsqueda.
Efectivos del Grupo Especial de Salvamento de Córdoba (GES) encontraron en la tarde del lunes el cuerpo tras advertir la ropa de la joven. Habían transcurrido 10 días desde la desaparición de la víctima.

A Tribunales

Durante la mañana de lunes, Juan Villar, único detenido por la desaparición de Camila, fue trasladado a Tribunales para ser notificado de la imputación de privación ilegítima de la libertad y darle la posibilidad de designar abogado. Se estima que la indagatoria se concretaría el miércoles debido al agravamiento de la acusación.

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En las últimas horas previas a su desaparición, Camila «estaba normal, tranquila, como en un día común». Así la recuerda Melina, la amiga con la que compartió una tarde de viernes que concluiría en un largo peregrinar de búsqueda y desesperación.
Ese día, la joven de 22 años había resuelto colocarse un piercing en el rostro y antes del arribo de la noche debía salir a repartir empanadas en su bicicleta. Nada hacía prever un final abrupto.

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Tras 48 horas de un burdo formalismo que solo dilapidó valioso tiempo de búsqueda, la investigación pareció naufragar en datos incompletos hasta que el acceso al sitio personal de Facebook de Camila permitió abrir una hipótesis fiable: un hombre había contactado a la joven y habían pactado un encuentro. Según revelan los mensajes, esa persona habría sido la última en estar con Camila y desde ese momento, se convirtió en el principal sospechoso por su desaparición.
El imputado es Juan Villar, un peón rural de 28 años que había llegado a Adelia María junto a su pareja y dos menores, con quienes residía en el Haras el Trébol, ubicado sobre un camino rural a 12 kilómetros del pueblo. La Policía inicialmente lo investigó como testigo, aunque el pasado martes secuestraron su celular para intentar hallar pistas sobre la joven. Horas después, Villar pidió un remis y en plena noche partió junto a su familia hacia Río Cuarto donde abordó un colectivo con destino a Corrientes. No avisó a nadie, simplemente huyó. El destino final era Paso de los Libres, aunque al llegar a la terminal de ómnibus de la capital correntina fue sorprendido por un grupo de policías que le informaron sobre su detención. La orden había sido librada por el fiscal de Instrucción Walter Guzmán que ya había articulado una firme sospecha a partir de indicios que comprometen fuertemente a Villar.
Las únicas pertenencias que fueron recuperadas de Camila pudieron ser halladas a metros del Haras donde trabajaba el sospechoso y los mensajes en las redes sociales resultan contundentes sobre el acuerdo para un encuentro que habría terminado con el peor final.
Las medias de Camila fueron encontradas en un cañaveral a metros del arroyo Santa Catalina junto a un protector femenino. Además, fueron halladas las zapatillas de la joven sobre el camino que une el cerco de agua con el predio rural donde residía Villar. «Como si hubiesen sido lanzadas por alguien que necesitaba desprenderse desesperadamente de esas pertenencias», advirtió uno de los bomberos que participó del operativo.
Creen que Villar no planificó la desaparición y el eventual homicidio de Camila, sino que solo programó un encuentro con la joven y el presunto crimen habría sido consecuencia de una fuerte discusión.
Desde los 16 años, la joven desaparecida sufría de adicción a las drogas y había iniciado un camino de recuperación en el que se hallaba en plena instancia de abstinencia. En ese complejo trance, siempre mantenía contacto con su madre y evitaba pasar largas horas ausente de su familia.
Adelia María volvió a despertar con la angustia irreparable de la ausencia. El infierno grande se apropió de un pueblo que solo espera Justicia.

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