Paula Pareto se consagró campeona olímpica y es la primera medalla argentina de oro.
La judoca argentina se consagró campeona frente a la surcoreana Bo-Kyeong, en la categoría de hasta 48 kilos. La bonaerense consigue su segunda presea en su historia olímpica.
La judoca Paula Pareto saldó la cuenta pendiente que registraba su brillante carrera y se transformó en la primera mujer argentina de la historia en consagrarse campeona olímpica, después de vencer a la coreana Bokyeong Jeong en la final de los Juegos Río de Janeiro 2016.
La «Peque», de 30 años, tercera del ranking mundial, tuvo una jornada perfecta en el Arena Carioca 2, donde eliminó a la rusa Irina Dolgova, a la húngara Eva Csernoviczki, a la japonesa Ami Kondo y a la coreana Jeong para alzarse con su segunda presea olímpica después del bronce en Beijing 2008.
La argentina llegó a Río de Janeiro con la misión de abrazar el oro, único objetivo por cumplir después del campeonato mundial logrado el año pasado en Kazajastan y el oro panamericano festejado en Guadalajara 2011, siempre en su categoría hasta 48 kilogramos.
Favorecida por su condición de tercera preclasificada, Pareto comenzó su recorrido directamente en octavos de final, instancia en la que sacó por ippon a la rusa Dolgova, quien llegaba de eliminar a la norcoreana Myong Hui Kim en la primera ronda
Como es su costumbre, Pareto salió en busca de la victoria desde el primer segundo del combate, buscando derribos desde todas las posiciones para poner de espalda contra el tatami a la rusa, que solo atinaba a defenderse, lo que motivó una penalización.
Una primera ventaja inicial logró la argentina con un yuko, aunque luego el combate ingresó en un momento de suspenso por la amonestación que también le aplicó el juez. Sin embargo, en una toma de contraataque logró su segundo yuko y cambió los planes de Dolgova, que tuvo que salir a buscar, como mínimo, un waza-ari para seguir en la competencia.
Como respuesta, la «Peque» logró el ippon a falta de 40 segundos y sorteó con éxito la presión del debut, a la espera del choque de cuartos con la húngara.
Csernoviczki se vio sorprendida por la enjundia de la «Peque», quien no le dio tiempo ni espacio para que pudiera ejecutar su plan de combate. Con altísima concentración, la argentina doblegó a una adversaria que mostraba gestos de dolor en su cuádriceps izquierdo y se aseguró el boleto a la ronda siguiente con una maniobra de waza-ari.
Después de un receso de más de dos horas, Pareto tuvo que verse cara a cara con la japonesa Kondo, segunda del ranking mundial, ya sabiendo que tanto la brasileña Sarah Menezes (campeona olímpica) y la mongola Urantsetseg Munkhbat, número 1 del escalafón, estaban fuera de carrera por el oro.
La «Peque» estudió a su rival japonesa, no dio flancos para ser atacada e hizo la diferencia con un waza-ari para instalarse en la final y asegurarse una presea en la primera jornada de competencia oficial en Río de Janeiro.
El combate decisivo tuvo una alta tensión y demandó una lúcida maniobra defensiva de Pareto para evitar un ippon. Luego estuvo detenido cuando sufrió un corte en el labio inferior, producto de un golpe sin intención de la coreana, a la que ya había vencido el año pasado en el Mundial que ganó en Astana.
Cuando promediaba un minuto y 58 segundos, la «Peque» tomó ventaja con otro lance en respuesta a la reacción del público brasileño que comenzó a cantar por la asiática.
Esa diferencia la mantuvo con la misma fiereza que mostró en el comienzo del día. Consumada la consagración, la argentina corrió a los brazos de su entrenadora Laura Martinel y luego se trepó a las barandas de una tribuna para abrazar a sus familiares y compartirlo también con las 4.000 personas presentes en el lugar donde hoy pasó definitivamente a la posteridad.