Francisco aclaró que «una cosa es tener pan para comer en casa y otra llevarlo a casa como fruto del trabajo», y sólo esto último es lo que «confiere dignidad», por eso «cuando pedimos trabajo estamos pidiendo sentir dignidad».
La jornada para honrar al patrono del trabajo, San Cayetano, tuvo, además de su contenido religioso con miles de fieles que se acercaron a la Iglesia de Liniers , una impronta política y social con la marcha que diversas organizaciones realizaron desde el santuario hasta la Plaza de Mayo bajo la consigna «Paz, pan, tierra, trabajo y techo».
En tanto, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli sostuvo que la independencia firmada en Tucumán hace 200 años «sólo alcanzará vigencia cuando la familia más postergada tenga una casa digna donde no falte el trabajo».
«El acta de la independencia alcanzará su plena vigencia conforme a los ideales de sus gestores cuando la familia más postergada de los argentinos tenga una casa digna para formar su hogar, donde no falte la asistencia de la salud, la educación y un trabajo digno y honrado para los padres», afirmó Poli.
Al predicar el Evangelio sobre la «parábola del buen samaritano», Poli afirmó que los próceres de la independencia fueron «los primeros samaritanos de la patria» y el «ideal» que guió sus pasos -el de un país que funcione «como una gran familia» y donde primen la «solidaridad» y la «fraternidad»-, está todavía «muy lejos de haberse alcanzado».
Durante la homilía de la misa al aire libre celebrada frente a la Iglesia del santo patrono del trabajo ubicada en el barrio porteño de Liniers, monseñor Poli, leyó además la carta enviada especialmente por el papa Francisco con motivo de esta celebración, en la que el obispo de Roma llamó la atención sobre los «índices de desocupación significativamente altos» en el país.
Francisco aclaró que «una cosa es tener pan para comer en casa y otra llevarlo a casa como fruto del trabajo», y sólo esto último es lo que «confiere dignidad», por eso «cuando pedimos trabajo estamos pidiendo sentir dignidad».
Tras leer las palabras de su antecesor en el cargo, Poli hizo una advertencia a los referentes políticos y sociales que viajan a Roma para entrevistarse o saludar al Papa.
«Ustedes saben, no se confundan: una foto o un encuentro con el papa Francisco no te hace ni vocero, ni su amigo, ni su misionero, si no practicamos estos mandamientos de la compasión y de la misericordia con el otro, que no es un enemigo, sino mi hermano, mi semejante, mi prójimo», dijo.
En tanto, organizaciones políticas, sociales y sindicales partieron a las 9.30 desde la Iglesia hacia Plaza de Mayo para reclamar «Paz, pan, tierra, trabajo y techo».
Bajo la idea de visibilizar a los sectores más pobres, postergados y excluidos del sistema de trabajo formal, participaron referentes y militantes del Partido Justicialista porteño, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, el MTA, la CCC, la Corriente Federal, algunas organizaciones de la CGT (como los bancarios de Ricardo Palazzo), las dos CTA, el gremio estatal ATE, la Corriente Federal de los Trabajadores, la FULP, la FUBA, y Suteba, entre otros.
La marcha fue encabezada por numerosos jóvenes de la organización «Misioneros de Francisco» que portaban una imagen de la Virgen María.
Tras una caminata de doce kilómetros a través de la avenida Rivadavia, con dos paradas en Plaza Flores y otra en Congreso, las columnas ingresaron a la Plaza de Mayo cerca de las 15.
Entre los presentes se encontraban Nora Cortiñas, Osvaldo Bayer, Leopoldo Moreau, Raúl Eugenio Zaffaroni, Víctor Santa María, Jorge Taiana, Emilio Pérsico, Víctor De Gennaro y Hugo Yasky, entre otros.
El acto fue cerrado por tres oradores, Esteban Castro, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular; Amancay Aradura, de la Corriente Clasista y de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, quienes expresaron fuertes críticas al gobierno, pero también apuntaron contra el Frente de Trabajadores y la Izquierda (FIT), al que calificaron de «sectario» por no adherir al acto.
Los oradores reclamaron «un salario universal complementario» y la declaración de la «emergencia social», y pidieron al gobierno que cambie la política económica.
A su vez, Castro resaltó la figura de Francisco, a quien definió como «el Papa compañero, quien nos dijo que había que hacer la reforma agraria cuando estuvimos en el Vaticano».
Además, rescataron la figura del ex secretario general de la CGT, Saúl Ubaldini y pidieron por la libertad de la dirigente social Milagro Sala.
Sobre el final, los manifestantes entonaron el himno nacional y así dio comienzo a un festival donde actuaron Liliana Herrero, Arbolito y Los Cantores del Alba, entre otros números.