En medio de una llovizna persistente y el frío cada vez más intenso del atardecer en La Gilda, los familiares de Nadia Gatica no hallaban consuelo. Los cuerpos de la joven mamá de tres hijos y del homicida, quien finalmente se quitó la vida, se hallaban en el galpón obsoleto del viejo club La Gilda, en la terminación de una calle intransitable por el barro.
Los investigadores confiaron en que el caso se encuentra esclarecido. Nadia había decidido ausentarse de la vivienda que compartía con Pablo Pereyra y se radicó por un tiempo en Río Cuarto. Sin embargo, en las últimas horas decidió regresar y tras una pelea con su pareja, el homicida le disparó con una carabina calibre 22 que había sustraido del campo donde trabajaba como peón. Posteriormente, Pereyra se quitó la vida.
El sonido del arma llamó la atención de la hermana del agresor, quien al llegar observó el fatal desenlace. Tras dar aviso a la Policía, comenzaron a llegar vecinos y allegados de la pareja que nada pudieron hacer.
Natalia y su pareja eran padres de una niña de 6 años y ella había sido mamá de otras dos criaturas. Afortunadamente, ninguno de los niños se hallaba en el lugar en el momento de la tragedia.