En medio de una llovizna persistente y el frío cada vez más intenso del atardecer en La Gilda, los familiares de Nadia Gatica no hallaban consuelo. Los cuerpos de la joven mamá de tres hijos y del homicida, quien finalmente se quitó la vida, se hallaban en el galpón obsoleto del viejo club La Gilda, en la terminación de una calle intransitable por el barro.
Los investigadores confiaron en que el caso se encuentra esclarecido. Nadia había decidido ausentarse de la vivienda que compartía con Pablo Pereyra y se radicó por un tiempo en Río Cuarto. Sin embargo, en las últimas horas decidió regresar y tras una pelea con su pareja, el homicida le disparó con una carabina calibre 22 que había sustraido del campo donde trabajaba como peón. Posteriormente, Pereyra se quitó la vida.
El sonido del arma llamó la atención de la hermana del agresor, quien al llegar observó el fatal desenlace. Tras dar aviso a la Policía, comenzaron a llegar vecinos y allegados de la pareja que nada pudieron hacer.
Nadia y su pareja eran padres de una niña de 6 años y ella había sido mamá de otras dos criaturas. Afortunadamente, ninguno de los niños se hallaba en el lugar en el momento de la tragedia.
Feminicidio y suicidio
Según indicó a Telediario el fiscal Javier Di Santo, la principal hipótesis apunta que el hombre habría ultimado a su pareja de un disparo con una carabina calibre 22 y posteriormente, se quitó la vida. El arma habría sido sustraída del campo donde trabaja el peón rural.
El ruido de los disparos alertó a la hermana del agresor quien fue la primera en llegar al sector. En el lugar comprobó el dramático desenlace y resolvió comunicarse con el servicio de emergencias de la Policía.
El comisario Pedro Díaz confirmó a Telediario que «no se advierte la presencia de una tercera persona en la escena del crimen», por lo que estiman que «estaría esclarecido el hecho».
Femicidios
Según el informe de la Corte Suprema de Justicia, durante 2015 se registraron 235 víctimas de femicidio. El 43% de las víctimas tenía entre 21 y 40 años al momento de ser asesinadas. El 25% de las víctimas tenía entre 41 y 60 años, el 11% se encontraba entre 16 y 20 años, el 9% superaba los 60 años y el 9% era menor de 16 años. Sólo en el 3% de los casos la edad no se encuentra disponible.
El 54% de los imputados fueron varones mayores comprendidos en el rango etario de 19 a 40 años. El 28% de los imputados tenía entre 41 y 60 años. El 6% eran mayores de 60, mientras que el 6% tenía entre 16 y 18 años. Hay un único imputado menor de 16 años. Sólo en el 6% de los casos este dato no se encuentra disponible.
Un 5% de los femicidios fueron cometidos por extraños, mientras que el 17%, por conocidos. La mayoría de los casos fueron perpetrados por parejas, ex parejas, novios, maridos y convivientes, constituyendo la sumatoria de los casos en que existía este vínculo un 58%.
En un 12% de los casos se encuentran imputados familiares. Por lo tanto, en el 70% de los casos el perpetrador fue un allegado de la víctima. No se dispone de datos para dar cuenta del vínculo entre víctima e imputado en el 8% de los casos.
La Corte Suprema avanzó en otros datos. Como consecuencia de las 235 muertes de mujeres, al menos 203 niñas/os y adolescentes quedaron sin madre. No se ha podido precisar la cantidad de hijas/os en 55 casos. En este punto, debe recordarse que del total de víctimas, 20 eran menores de 16 años y 22 superaban los 60 años.
Al menos el 20% de las víctimas había denunciado previamente por violencia de género al imputado. En el 27% se certifica que no existieron denuncias previas. Mientras que en el 53% no fue posible constatar este dato.