«Hay una irrupción brutal del narcomenudeo, que crece como hongos en todo el país», lo dijo en diálogo con Telediario Claudio Stampalija, quien disertó en la ciudad en el marco del congreso de la Fundación Río Cuarto 2030.
El experto en Derecho Penal fue quien armó el Plan Integral de Seguridad que se ejecutará en la provincia de Córdoba y que tiene como eje la participación ciudadana y la gestión policial.
El equipo de Stampalija cuenta además con el reconocido arquitecto colombiano, Gustavo Restrepo, a cargo de urbanismo social, y el mejicano Bernardo Gómez del Campo, policía, maestro en Ciencias Políticas y Criminalística, quien colabora desde la perspectiva policial.
Stampalija sostiene la lucha contra el narcomenudeo es prioritaria y que se debe trabaja con la proximidad del policía en el sector. En Córdoba se llamará Policía Barrial y dará un soporte importante en la capacitación integral.
– ¿Cuáles son las principales preocupaciones hoy en materia de seguridad?
– La inseguridad sube a un ritmo del 5 por ciento anual y esto es preocupante. Hay tres modalidades delicitivas que hay que trabajar más a fondo. En primer lugar, la irrupción brutal del narcomenudeo que crece como hongos en todo el territorio nacional. No hay intendente que no esté preocupado por este tema. La otra cuestión es la violencia de género que, en los últimos tres años duplica al resto de las modalidades delictivas. Y el tercer lugar es el robo en la calle y viviendas. Seguimos teniendo números muy altos en relación a latinoamérica.
– En relación al narcomenudeo, hay una visión que señala que la Policía va por los vendedores más chicos en lugar de avanzar con grandes narcotráficantes ¿En donde debería enfocarse esa pelea?
– Hoy salió un trabajo de la Universidad de New York que nos pone en segundo lugar con causal de muerte, de una franja de 15 a 24 años. Hay 4,21 jóvenes que mueren cada 100 mil habitantes cuando el promedio mundial es de 1,30. Creo que debemos abrir los ojos y la dirigencia politica debe darle prioridad este tema. Hay que abordarlo desde la faz operativa. No podemos seguir mirando para otro lado cuando todos nos indican donde se venden estas sustancias. En segundo lugar, hay que comprometerse sin miedo. Hay que hacer un profundo trabajo social y en Córdoba estamos por lanzar un plan ciudadano de prevención del delito. Una de las facetas es la creación de consejos barriales de prevención y convivencia. Estoy coordinando el plan y estamos en los albores. Es una tarea que tenemos que hacerla todos los días, sin relajarnos un minuto. La promesa del gobernador es seguir resolviendo este problema como prioridad.
– Hay dos miradas antagónicas que parecen confrontar, entre quienes aspiran a una política de seguridad más represiva y quienes prefieren una mirada social del flagelo. ¿Se debe elegir entre una y otra opción ó en algún punto son complementarias?
– El mundo ha cambiado. Lamentablemente todavía tenemos grandes segmentos de políticos con una visión anacrónica, fracasada, de lo que es la lucha contra la seguridad. El nodo es la cuestión social. Por supuesto tenemos que tener mejores policías, con mas recursos y mejores pagos. Tambien tenemos que tener una Justicia mejor y un sistema carcelario con otra filosofía. Pero, el eje de una politica de seguridad seria en el mundo pone el énfasis en la prevención social.
– Esto parece no estar ligado, con la pobreza, sino fundamentalmente con la desigualdad…
– La palabra exacta es la exclusión social. En un estudio con 3 millones de personas en el mundo indica que los factores de riesgo son la exclusión social, el desempleo, la deserción escolar, la violencia social como cultura, la violencia en particular, la facilidad en el acceso a las armas de fuego, el excesivo consumo de alcohol y drogas, la falta de rehabilitación social del condenado y por último, la falta de sentido de la vida en los circuitos juveniles.
– ¿Los actuales modelos políticos y económicos del país van en ese sentido?
– Espero que este gobierno vaya en este camino. He tenido reuniones con el ministerio de Seguridad de la Nación y es muy rápido para hacer un pronóstico, pero en Córdoba se va en ese sentido. Si seguimos con una mirada reactiva vamos a seguir fracasando.
– ¿Cómo se integra en este análisis a la Justicia que es vista por muchos ciudadanos como clasista en un sistema donde las cárceles aparecen pobladas de personas humildes?
– Esta es una cuestión histórica y no solo de la Argentina. Las clases acomodadas tienen recursos para hacerse asesorar con abogados idóneos y, muchas veces, se ha observado la corrupción en algunas lineas de Justicia que tiene su impacto. De todos modos, la mayoría de los hechos delictivos nacen en los lugares calientes, donde la exclusion social no dejan rendijas para que las pqersonas que allí conviven cno esncuentran salida mejor que el delito. Debemos trabajar en las grandes marginalidades sociales que existen en el país y se han desarrollado en los últimos años. Se ha engrosado la marginalidad y esto ha traido un rebrote delictivo. Esto no quiere decir que el pobre esé ligado al delito, sino que surge en aquel que tiene un resentimiento contra la vida por carencias de recursos económicos, sociales, de servicios, culturales. Es decir, está totalmente fuera del esquema de la sociedad.
– Usted hizo referencia a la violencia de género, que es un delito que trasciende todas las clases sociales. En Río Cuarto se han multiplicado las denuncias…
– Es un fenómeno que se agrava y hay que trabajar mucho. Se deben hacer buenas campañas de sensibilización. El golpeador tiene que ser alguien rechazado soialmente y no como hoy, donde la gente y las autoridades policales y judiciales hacen la vista gorda. Esto se tiene que acabar. Debe haber un compromiso de todos los sectores políticos. Muchos países lo están haciendo. No son modelos para copiar, sino para ver y sacar ideas. La solución de fondo es cultural. Debemos trabajar desde el pre escolar en el respeto al género femenino.
Pablo Callejón, columna Telediario