Todo el mundo habló de Clifton Jones el jueves en Omak, Washington. El hombre, de 65 años, intentaba salir de donde había estacionado, pero algo salió mal y terminó metiendo su coche de trompa en el fondo de un pozo que había quedado al descubierto durante la reparación de un caño municipal roto. Pero no sólo fue la caída (y los problemas en el cuerpo que ésta la provocó) sino que una venganza de su mujer en las redes sociales terminó además arruinando su reputación.
Jones estacionó en el parking del Chase Bank y, a las 11.15, mientras realizaba las maniobras para salir, su Ford Edge modelo 2013 quedó con las ruedas traseras en el aire y hundido desde el capot hasta las manijas de las puertas delanteras. Desde la ventanilla del conductor, el hombre dijo a los obreros que fueron a rescatarlo que «sólo veía tierra y que estaba en shock». Luego, se sacó el cinturón de seguridad y los hombres lo ayudaron a salir, desde el asiento del acompañante, a la superficie del agujero de 3,5 metros de profundidad.