Es la sustancia más popular dentro de las conocidas como “drogas de síntesis”. Es una droga sintética, químicamente similar a la metanfetamina (estimulante) y a la mescalina (alucinógeno), aunque los efectos que produce no son lcaramente la suma de ambas.
El éxtasis tiene un efecto vigorizante y de aumento de la percepción a través de los sentidos, en especial del tacto produciendo una sensación de bienestar.
Se ingiere por vía oral, generalmente en forma de pastilla, tableta o cápsula.
El éxtasis afecta al metabolismo del organismo dificultando su propio proceso de eliminación, por lo que al ingerir nuevas dosis de MDMA para mantener los efectos buscados, pueden producirse concentraciones muy elevadas en sangre y agravar sus efectos tóxicos.
En el cerebro incrementa la actividad de ciertos neurotransmisores como la serotonina que regula el estado de ánimo, el sueño, las emociones y el apetito, o como la dopamina que es responsable del sistema de gratificación cerebral y de los efectos placenteros de las drogas, o como la norepinefrina que es un potente estimulante cerebral y cardíaco.
Esto explica que se produzcan efectos como estimulación mental, emocional y motora, sensación de bienestar y de aumento de fuerza y resistencia física, así como un característico aumento de la percepción sensorial.
Riesgos
El éxtasis puede producir, de forma inmediata, numerosos efectos adversos para la salud, desde náuseas y escalofríos hasta la muerte.
En las horas o días siguientes a la ingestión de la droga se produce una reducción de ciertas habilidades mentales, en especial en la memoria, y de la capacidad del individuo para procesar la información, lo que aumenta el riesgo de accidentes asociados a la conducción.
Además, en consumidores susceptibles, puede producir deshidratación, hipertensión, fallo cardíaco, así como ansiedad, agitación y comportamientos violentos o de riesgo.
La asociación del éxtasis a una gran actividad física, como bailar durante horas, puede dar lugar al “golpe de calor” que consiste en un aumento de la temperatura corporal que puede provocar un fallo renal.
Los usuarios crónicos de éxtasis sufren daño en los procesos de atención, concentración y abstracción, pérdida de memoria, disminución del interés por el sexo, pérdida del apetito y una mayor frecuencia de alteraciones psiquiátricas como ansiedad, depresión, sintomatología obsesiva, ideación paranoide o trastornos del sueño.
Fuente Organización Mundial de la Salud