El área de Epidemiología se encuentra investigando la fuente de intoxicación que dio origen a dos casos sospechosos de botulismo en la localidad de San Francisco.
El Ministerio de Salud de la provincia de Córdoba, a través del área de Epidemiología, informa sobre la notificación de dos casos sospechosos de botulismo alimentario, ocurridos en la localidad de San Francisco. Se trata de una mujer y un hombre de 26 y 43 años, respectivamente, que actualmente se encuentran internados en el servicio de Terapia Intensiva del Hospital Iturraspe de esa ciudad.
Los casos fueron notificados anoche por personal médico del hospital, telefónicamente a la guardia epidemiológica. Ante esta situación, desde ese área se gestionó el envío de la antitoxina botulínica para los pacientes, que ya fue administrada hoy. Paralelamente, comenzó a realizarse la investigación correspondiente.
El caso ya fue comunicado a la Dirección General de Control de la Industria Alimenticia de la Secretaría de Industria (Ministerio de Industria, Comercio y Minería) y a la Subsecretaría de Fiscalización Alimentaria (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos)
Por el momento, se sospecha que el alimento involucrado podría haber sido una conserva de pescado ingerida antes de la aparición de los síntomas, pero aún continúan las investigaciones epidemiológicas para determinar si realmente fue esa la fuente de intoxicación.
Tanto las muestras de alimentos como las de los pacientes ya fueron enviadas al laboratorio nacional de referencia, la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán”.
El botulismo alimentario
Es una intoxicación grave, causada por la ingesta de potentes toxinas preformadas, que son producidas por la bacteria Clostridium botulinum, y que se encuentran en algunos alimentos contaminados.
La proliferación de la bacteria y la formación de toxina suele ocurrir en los alimentos de preparación casera mal procesados, enlatados o embotellados, poco ácidos, así como en productos pasteurizados y apenas curados que se dejan sin refrigeración, sobre todo dentro de envolturas herméticas.
Los alimentos de mayor riesgo suelen ser: conservas caseras o realizadas en establecimientos sin habilitación (escabeches, frutas y verduras); productos con un bajo contenido de oxígeno y la combinación adecuada de temperatura de almacenamiento y conservadores insuficientes (pescados o carnes fermentadas, saladas o ahumadas); o enlatados u otras conservas almacenados luego de manera inadecuada en el hogar (choclos, arvejas, pimientos, berenjenas).
En cuanto a la acción de la neurotoxina botulínica, cabe destacar que tiene como consecuencia la parálisis fláccida, y los signos iniciales son: fatiga intensa, debilidad y vértigo, por lo general seguidos de visión borrosa, sequedad en la boca y dificultad para deglutir y para hablar. También pueden observarse otros síntomas como vómitos, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal.
La parálisis de los músculos respiratorios puede interrumpir la respiración y causar la muerte, aunque la mayoría de los pacientes suele recuperarse con diagnóstico temprano y tratamiento inmediato –entre otras cosas la administración de antitoxina y asistencia respiratoria.
Medidas preventivas
Según información brindada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), es necesario tener en cuenta las siguientes medidas:
Cuando prepare conservas caseras, hágalo en pequeñas cantidades, en envases poco profundos y sin tapa.
No cubra las conservas con demasiado aceite.
Si prepara un arrollado, ya sea un pionono o matambre, no lo presione excesivamente
No elabore grandes cantidades de conservas que no puedan ser consumidas en el momento, a menos que puedan ser guardadas en un freezer.
Emplee utensilios limpios para untar los aderezos y, una vez utilizados, no los reintroduzca en el frasco, esto evita las contaminaciones cruzadas.
Hierva los alimentos a 80 grados centígrados y durante 10 minutos antes de consumirlos, para eliminar la toxina botulínica que pudiera haberse formado
Cocine adecuadamente los alimentos que van a ser conservados (a temperatura de 116 grados centígrados, en olla a presión para disminuir las esporas de Crostridium botulinum)
Mantenga las conservas en un medio ácido (por ejemplo, vinagre), para evitar el desarrollo de las esporas que pudieran haber sobrevivido a la cocción
No almacene esos alimentos a temperatura ambiente, sino en heladeras.
Verifique que esta enfríe adecuadamente, y no la recargue con alimentos, ya que disminuiría su capacidad de enfriamiento