Crimen de Nora, imputan al viudo: Lo acusan de homicidio calificado

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El fiscal de Instrucción Daniel Miralles imputó al viudo Marcelo Macarrón por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido el 25 de noviembre de 2006, en el chalé de la calle 5, en la Villa Golf. Sin embargo, el acusado permanecerá en libertad. La acusación es por homicidio calificado por el vínculo a título de autoría.
Miralles le impuso una caución de 3 millones de pesos y fijó para el 28 de marzo, a las 9,30 horas, la fecha de indagatoria.
Hasta ahora, Macarrón estaba desvinculado de la causa ya que había presentado como principal coartada que cuando se cometió el homicidio participaba de un juego de golf en la ciudad uruguaya de Punta del Este, circunstancia que acreditó con testigos.
Debido a que en el cuerpo de Dalmasso (51) se halló semen del linaje Macarrón, su marido aseguró que había mantenido relaciones sexuales con ella antes de viajar al país vecino.

Ver: Crimen de Nora, imputan al viudo – El informe forense y el ADN, las clave

Entrevista al fiscal Daniel Miralles


Cortinas de humo
– Columna de opinión publicada el 7 de marzo de 2016

«A Nora la mató el olvido y el silencioso homicidio de la impunidad. Murió en manos de su asesino y otras tantas veces, en la recurrente mortandad de la justicia. La mató el morbo y los prejuicios cargados de fatalidad. Falleció tan sola, volvió a morir en la masividad obscena y cayó rendida sobre la muerte dormida. La mataron hace 9 años, casi 10. Murió en los que callaron, en el juicio moralista, en la criminal soledad. Nora es la muerte vencida, el homicida sin rostro, la voluntad del azar. Es la muerte sin velo, su ADN y el peor final…»

El fiscal Daniel Miralles asumió una lastimosa herencia judicial próxima a cumplir una década de impunidad. Las hipótesis fallidas y los imputados sobreseidos acumulan sus contradicciones en dos mil de fojas bajo el frío rótulo del «Caso Dalmasso». El crimen de Nora se revitaliza por espasmos mediáticos ó en la antojadiza selección del calendario sobre «sus fechas clave» de recordatorio. Nada más. El fiscal Javier Di Santo encajonó la causa al no poder cerrar sus sospechas sobre Marcelo Macarrón y entender «agotadas» las otras instancias de investigación. Las acusaciones del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad solo le sirvieron como argumento para huir del caso que signó para siempre su currículum como funcionario judicial.
Horas después de jurar como fiscal de Cuarta Nominación, Miralles confió a Telediario que le solicitó al fiscal General Alejandro Moyano la composición de un equipo especial para reactivar la causa. Es dificíl determinar el alcance que tendrá esa comisión y su real efectividad.
La causa y «sus daños colaterales» ya se devoraron la intervención fallida de 5 fiscales. Di Santo vio interrumpido su sueño de ascenso a juez de Cámara a pesar de ocupar el primer lugar en la lista y en los pasillos tribunalicios vinculan el cepo oficial a su participación como investigador del crimen de Nora. En el segundo escalón de la nómina aparece Fernando Moine, quien formó parte de aquel fallido poder tripartito al que se incorporó el fiscal cordobés Marcelo Hidalgo. Tampoco Moine fue ascendido.
Los tres fiscales compartieron la secuencia final de la búsqueda de un presunto amante homicida, donde desfilaron como testigos decenas de «cuasi sospechosos» y fueron la antesala de uno de los mayores papelones judiciales: la detención del «perejil» Gastón Zárate tras el apriete policial a un joven con discapacidad intelectual.
El fiscal Walter Guzmán, a cargo de la causa por «aprietes», minimizó los cargos y la instrucción se desvaneció en el olvido. Igual suerte sufrió la investigación por la entrega de dádivas del entorno del viudo Marcelo Macarrón a los investigadores cordobeses que pasaban sus noches en un exclusivo hotel de la ciudad.
La única condena que dejó el crimen de Nora Dalmasso fue al periodista Hernán Vaca Narvaja, responsable de la revista El Sur, tras una demanda de la familia Macarrón por sentirse «agraviada en su intimidad». La Justicia inoperante en la búsqueda de homicidas, se revelaba furiosamente efectiva en la preservación del status social y el cerrojo periodístico. Curiosamente, el entorno de la víctima prefirió en el último tiempo apelar a los medios porteños para descargar su reclamo ante la falta de avances en la causa, a pesar de las cadenas nacionales con especulaciones berretas y «revelaciones íntimas» que los mismos espacios comunicacionales desarrollaron sin tapujos.
Las escuchas que el fiscal Federal Enrique Senestrari aportó a la fiscalía para su análisis y que apuntan a un empresario millonario que ya había sido investigado por Di Santo, emergen como un aporte novedoso aunque de ningún modo concluyente. Sin datos objetivos que avalen las especulaciones de los investigadores que aparecen en las filtraciones telefónicas, la hipótesis podría recaer en otro episodio fallido de la instrucción.
Tampoco surge como una revelación prometedora el anticipo que realizó el doctor Daniel Estévez a Telediario. El asesor legal de Juan y Nené Dalmasso siempre creyó en la hipótesis de un psicópata sexual. Según su propia reconstrucción de los hechos, el homicida habría aprovechado la soledad de Nora en su chalé de la calle 5 en la Villa Golf y en la noche lluviosa del viernes 25 de noviembre habría ingresado por la ventana «semi abierta» del sector donde realizaban reformas edilicias para sorprenderla al salir del baño. Una vez en el interior de la casa, habría trasladado a la víctima hasta la habitación de su hija y tras intentar someterla sexualmente, la habría ahorcado con el cinto de la bata. La presunción ya había sido rechazada por los forenses riocuartenses que intervinieron en las pericias, quienes negaron que existan indicios sobre una muerte producto de un intento de violación. A diferencia de las manifestaciones anteriores, esta vez el abogado querellante asegura tener a un sospechoso y le pidió al fiscal Miralles que lo investigue. La veracidad de sus especulaciones aún no tiene ningún respaldo objetivo y los dichos que se reproducen en nuevas cadenas mediáticas carecen de fundamento judicial.
Las contradicciones en el intento por reactivar la causa emergen en la propia querella. Mientras Juan Dalmasso especula con un móvil económico del crimen y espera que se profundice el análisis de las escuchas, su abogado ve como «muy improbable» esa línea de investigación y ratifica sus sospechas sobre un presunto psicópata sexual.
Con la presión histórica que se desprende de un caso emblemático, el temor a la prescripción en solo dos años y la pesada carga por convertirse en el fiscal de un homicidio que cumplirá una década de impunidad, Miralles intentará desempolvar el voluminoso expediente. La causa ya dejó demasiadas lecciones de perejiles y cortinas de humo.


A la deriva

El 1 de octubre del 2012, el fiscal Javier Di Santo recibió la interpretación que realizó el CEPROCOR del informe del FBI, elaborado sobre las muestras recogidas en el cuerpo de Nora Dalmasso y la escena del crimen, y el resultado permitió confirmar el origen de un “Haplotipo Y” -linaje masculino- y un ADN de mujer, hallados en la habitación del primer piso en la vivienda de la Villa Golf.
El Haplotipo Y fue advertido sobre el cinto de la bata y no corresponde a ninguno de los 29 hombres sometidos a una extracción de ADN. Entre ellos se encontraban Facundo, Marcelo y Félix Macarrón, vecinos de la víctima y otras personas que ingresaron a la habitación donde se encontraba el cuerpo de Nora.
Por su parte, el patrón genético femenino fue encontrado en el recorte de la sábana de abajo y genera menor expectativa entre los investigadores porque podría tratarse del ADN de algunas de las empleadas domésticas.

Desvaríos

La pericia genética realizada en los Estados Unidos había sido contundente: se halló ADN de Marcelo Macarrón en la zona genital y el cinto de la bata con el que ahorcaron a la víctima. Di Santo intentó profundizar la pista sobre un eventual arribo del viudo desde Punta del Este la noche del crimen, pero casi 4 años después no había registros comprobables.
Macarrón había reconocido que mantuvo relaciones sexuales con Nora 4 días antes del homicidio y los expertos genéticos afirman que las huellas genéticas pueden permanecer varios días en el cuerpo de la mujer. Sin otro elemento que pueda cercar al viudo, Di Santo desestimó la sospecha.
La prueba también favoreció a Facundo, quien estaba imputado por una extraña interpretación del fiscal. Una supuesta ventana temporal y el hallazgo de haplotipo Y condicionaban al hijo de Nora.
Como ocurrió con Gastón Zárate, la imputación de Facundo estuvo formalizada por pruebas endebles y desvaríos argumentales. Para detener al perejil se utilizó el confuso argumento de un joven con retraso mental y para acusar al hijo de Nora se describió una supuesta relación sexual que el fiscal jamás pudo probar mínimamente.
Lo curioso es que la autopsia forense señaló que Nora murió antes, durante ó después de una relación sexual brusca y en la zona genital solo se halló ADN de su marido.

Por Pablo Callejón

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