El jueves salió de servicio, para dar lugar a las obras centrales de recambio de equipos que prolongarán su vida útil por 30 años. Representaba el 3% de la oferta de electricidad del país.
Central Nuclear de Embalse salió de servicio el jueves pasado y dejará de generar energía por unos dos años, en el marco de las obras en marcha para el recambio de equipos que le permitan seguir operando por otros 30 años.
Si se cumplen los plazos previstos, a fines de 2017 la usina del valle de Calamuchita volvería a ponerse en marcha.
Ayer, en un comunicado oficial, la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (que administra las tres centrales nucleares del país) confirmó que la planta de Embalse “concluyó su primer ciclo operativo luego de más de 30 años de excelente rendimiento, dando inicio a una parada de reacondicionamiento”. La semana pasada, este diario había adelantado que la usina estaba en sus “últimos días de generación”.
La salida de servicio era impostergable. La vida útil del reactor estaba ya vencida y caducaron las horas de producción habilitadas por entes reguladores nacionales e internacionales. En realidad, desde que se anunció en 2008 el proyecto de extensión de vida útil se fue postergando la fecha de su fin de ciclo. Primero se estimó para 2011 y luego se fue transfiriendo de año en año. En 2014, Nucleoeléctrica Argentina había informado que la parada sería en febrero de 2015. Pero termina siendo casi un año después.
“La Central de Embalse tenía una potencia de 648 megavatios y suministraba la energía equivalente a las demanda de tres a cuatro millones de personas”, marcó el comunicado de la empresa estatal.
El proyecto de extensión de vida útil fue decidido por el anterior gobierno nacional y aprobado por el Congreso. Su continuidad no fue puesta en duda por la nueva administración de Mauricio Macri. Años atrás, la inversión fue estimada en 1.600 millones de dólares. Parte de ese presupuesto ya fue erogado en diferentes obras.
La salida de servicio de Embalse se produce en la época del año de mayor demanda eléctrica. Esta usina aportaba casi el tres por ciento del total de energía disponible en Argentina.
Durante años, se especuló que el Gobierno no cerraría la “atómica” de Embalse, a pesar de las limitantes que tenía, hasta no poner en marcha la nueva nuclear de Atucha II, que fue inaugurada en 2014, con una capacidad similar de generación.
“El sistema está en este momento en 25 mil megavatios de generación de energía, y en estos días saldrá de servicio la Central Nuclear de Embalse que aporta casi 700 megavatios”, anticipó la semana pasada el flamante ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, dando cuenta de la estrechez con que se maneja la oferta en relación a la demanda actual.
Proceso en marcha
Durante los 32 años que estuvo en servicio, la Nuclear cordobesa tuvo, cada dos años, paradas de inspección y mantenimiento de unos 40 días. En este caso, el parate será mucho más prolongado (no menos de 20 meses) para concretar las obras centrales de recambio de equipos.
Parte de las obras para crear una nueva usina sobre la vieja, ya han sido ejecutadas. De hecho, actualmente, a los 500 empleados estables de la planta se suman unos 1.500 más de empresas contratistas que desarrollan diferentes obras para la nueva etapa. Se estima que en el pico de los trabajos la demanda total de personal podría rozar las tres mil personas.
En las obras trabajan las empresas estatales Nasa e Invap, privadas nacionales como Electroingeniería, Impsa, Vialco y Pérez Companc, y extranjeras como la italiana Ansaldo y las canadienses Candú y E3.
Las tareas centrales durante esta parada prolongada serán el recambio de los 380 tubos de presión del reactor nuclear (que deberán ser almacenados en un silo de alta seguridad, ya construido) y de los generadores de vapor.
En clave
Evolución. La construcción de la Central Nuclear de Embalse fue proyectada en la década de 1960. La obra se inició en 1974. En 1983 fue culminada y empezó a aportar energía a la red nacional en 1984. Además de la generación de energía, produce el radioisótopo Cobalto 60, de uso médico, científico e industrial.
En contra. Diferentes organizaciones ambientalistas, nacionales y cordobesas, se han opuesto al proyecto de extensión de vida útil de esta usina. Incluso, presentaron un petitorio ante la Legislatura para reclamar una ley que prohíba todo tipo de actividad nuclear en Córdoba.