Francisco criticó las «políticas económicas deplorables»

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El papa Francisco pidió combatir «la herida social de la desocupación», al tiempo que criticó las «políticas económicas deplorables» y renovó sus pedidos para «abolir la pena de muerte» y por «trabajo, tierra y techo», en su mensaje para la 49° Jornada Mundial de la Paz del próximo 1 de enero que adelantó hoy la Santa Sede.

En un contexto en el que considera a «la paz amenazada por la indiferencia globalizada», Francisco aprovechó el mensaje que marca la línea diplomática del Vaticano para el año en «formular un llamamiento urgente a los responsables de los Estados para hacer gestos concretos» para quienes «sufren por la falta de trabajo, tierra y techo».

«Pienso en la creación de puestos de trabajo digno para afrontar la herida social de la desocupación, que afecta a gran número de familias y de jóvenes y tiene consecuencias gravísimas sobre toda la sociedad», afirmó.

«La falta de trabajo incide gravemente en el sentido de dignidad y en la esperanza, y puede ser compensada sólo parcialmente por los subsidios, si bien necesarios, destinados a los desempleados y a sus familias», completó el Obispo de Roma en el mensaje difundido hoy.

Allí el Sumo Pontífice criticó también la «globalización de la indiferencia» que representa una amenaza para la familia por lo que pidió acompañar el lema de la Jornada Mundial: «Vencer la indiferencia y conquistar la paz».

«La indiferencia ante el prójimo asume diferentes formas. Hay quien está bien informado, escucha la radio, lee los periódicos o ve programas de televisión, pero lo hace de manera frívola, casi por mera costumbre: estas personas conocen vagamente los dramas que afligen a la humanidad pero no se sienten comprometidas, no viven la compasión», lamentó.

En ese contexto, el Papa argentino criticó que «cuando afecta al plano institucional, la indiferencia respecto al otro, a su dignidad, a sus derechos fundamentales y a su libertad, unida a una cultura orientada a la ganancia y al hedonismo, favorece, y a veces justifica, actuaciones y políticas que terminan por constituir amenazas a la paz».

«Dicha actitud de indiferencia puede llegar también a justificar algunas políticas económicas deplorables, premonitoras de injusticias, divisiones y violencias, con vistas a conseguir el bienestar propio o el de la Nación», apuntó.

De hecho, puso énfasis en que «no es raro que los proyectos económicos y políticos de los hombres tengan como objetivo conquistar o mantener el poder y la riqueza, incluso a costa de pisotear los derechos y las exigencias fundamentales de los otros», y advirtió que «cuando las poblaciones se ven privadas de sus derechos elementales, como el alimento, el agua, la asistencia sanitaria o el trabajo, se sienten tentadas a tomárselos por la fuerza».

En otro pasaje Francisco pidió «medidas concretas para mejorar las condiciones de vida en las cárceles, con una atención especial para quienes están detenidos en espera de juicio, teniendo en cuenta la finalidad reeducativa de la sanción penal y evaluando la posibilidad de introducir en las legislaciones nacionales penas alternativas a la prisión».

«En este contexto, deseo renovar el llamamiento a las autoridades estatales para abolir la pena de muerte allí donde está todavía en vigor, y considerar la posibilidad de una amnistía», afirmó.

Respecto a los emigrantes el Sumo Pontífice hace un llamado «a repensar las legislaciones sobre los emigrantes, para que estén inspiradas en la voluntad de acogida y en facilitar la integración».

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