El Concejo Deliberante reconoció a Martá Sempé, símbolo de la lucha para concientizar sobre la donación de órganos. Su historia de vida fue la razón para que se multiplicara el mensaje en todo el país.
La riocuartense Martá Sempé es un símbolo de la lucha para concientizar sobre la donación de órganos y su historia de vida fue la razón para que se multiplicara el mensaje en todo el país. A partir de un proyecto de la concejala Olga Cantoro, Marta fue reconocida por el Concejo Deliberante “por ser una comprometida luchadora por la causa de la donación de órganos y madre del primer donante de nuestra ciudad”
La mujer recibió el Premio “Julieta Lanteri” que otorga el Concejo Deliberante de la Ciudad de Río Cuarto, “en reconocimiento a su destacada labor y trayectoria en tareas sociales, políticas y comunitarias en defensa de los derechos ciudadanos”.
Historia de dolor y solidaridad
En 1991, Adrián Sempé dio inicio a la historia de la donación de órganos en Río Cuarto. Cuatro años antes, él mismo les había comunicado su valiente decisión a sus padres. Lo inesperado e indeseado ocurrió tras un accidente de tránsito que le provocó la muerte cerebral. La pérdida de un hijo, y la enorme responsabilidad de tener que respetar su voluntad, representan un desafío emocional para cualquier ser humano, como lo fue en aquel momento para Marta y Oscar Sempé.
Según lo relatado por Marta , “después del accidente, a los tres días entró en muerte cerebral”. “Cuando el médico me lo dijo, estaba sola, por-que mi marido estaba enfermo. Me llamaron y a mí me cayó muy mal. Yo creía que mi hijo se iba a salvar. Me dijeron: ‘Su hijo habló de donar los órganos’, cuando hacía dos horas que me había dicho que iba a mejorar. En dos horas, todo se dio vuelta. En ese momento hubo muy poca psicología para hablarnos. Fue brusco, muy duro para nosotros. De inmediato, yo dije que sí, pero que te-níamos que hablarlo con mi esposo. Él primero no quería, pero después dijo que sí”, recordó.
Así fue como el corazón de Adrián continúo latiendo dentro del pecho de un mendocino, y sus riñones, hígado y córneas siguieron cumpliendo su función en otros trasplantados de Río Cuarto, General Deheza y Buenos Aires.
Hace 24 años, la familia de Adrián tuvo que elaborar su duelo por su cuenta, sin ninguna asistencia psicológica que los contuviera, a pesar de haber reafirmado la determinación del joven de regalar vida a quienes lo necesitaran. Ése desafío emocional que hubo que afrontar en soledad, despertó en Marta la necesidad de comprometerse con la ayuda a los demás.
En palabras del Dr. Manuel Torres Moreno, “cuando la causa de muerte es una enfermedad, es un duelo que se va elaborando previamente, antes que la persona fallezca. En cambio, en estos casos es un duelo que hay que elaborarlo a posteriori. Esta gente, en general, tiene cuestiones como no volver a pisar el lugar donde fue el accidente, a veces una resistencia muy grande a ir al cementerio. Todos actos de negación. Ellos han decidido que fragmentos del cuerpo del fallecido vayan a otras personas. Han cumplido la voluntad del donante y se sienten muy orgullosos. El problema estriba en que piensan que algo más podrían haber hecho, plantean cosas como por qué lo dejaron salir en moto ese día, o cómo no estuvieron allí en ese momento, a lo que se agrega que están desprotegidos y fuera de la escena. Es como que se da por consumado cuando el receptor recibe el órgano. Hay un olvido de todo lo que hay antes. Ese sentimiento es algo que los atraviesa”.
Sabiendo del dolor que significa perder un hijo y además tener que desprenderse generosamente de sus órganos, Marta entendió que hacía falta una contención especial hacia los familiares de aquellos que se van pero le dejan parte de su vitalidad a otros que dependen de ello para continuar con su propia vida. Fue entonces que creó el grupo Tomar Conciencia Ya, con el fin de brindar ayuda e información a la familia del donante de órganos.
Luego de 10 años de gestión, Marta y otros familiares de donantes consiguieron la personería jurídica de Tomar Conciencia Ya, un grupo inédito en el país, que a fuerza de paciencia y perseverancia desinteresadas, viene logrando cada vez más reconocimiento de parte de la sociedad, bregando justamente por brindar la asistencia emocional que los familiares necesitan en esos duros momentos que siguen a la decisión de donar los órganos de sus seres queridos.
“De los donantes nadie se acuerda. El donante debe ocupar el lugar que merece. No se entiende que si no hay donantes, no hay trasplantados. No pedimos ni plata, ni beneficios, sólo asistencia psicologica para ese momento que es tan difícil, cuando sale el terapista y dice que lo único que queda es la donación de órganos. No es mucho, es de sentido común. Acá hay tres familias en juego, la que está en lista de espera, el trasplantado y también la del donante, de la que todo el mundo parece olvidarse, sin pensar que es gente que está muy mal, porque pierde a un ser querido y decide donar los órganos. La familia del donante es la que queda más destruida, porque es la que se queda sin un ser amado. Quienes reciben un órgano recuperan la familia y años de vida”, afirmó Marta.
La concejal Cantoro aseguró que Tomar Conciencia Ya viene bregando para que haya contención psicológica para los familiares de los donantes, pedido que plasmó en un proyecto que presentó en el Congreso Nacional, con el aval del Concejo Deliberante.
“Pero además de trabajar en la contención para los familiares de los donantes, la asociación también promociona la donación de órganos mediante charlas en los colegios y actividades como la Plaza del Donante y el placario que recuerda a los seres amados que donaron sus órganos”, subrayó.