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En su tercera y última misa en Cuba, el papa Francisco pidió llamó a «tener el corazón abierto a los demás». «Estamos invitados a salir de casa y vivir la revolución de la ternura. Queremos ser una Iglesia que sirva, que salga de casa, de sus templos, para sostener la esperanza y ser signo de unidad de un pueblo noble y digno», dijo.
La ceremonia tuvo lugar en la Basílica del santuario a la virgen. «La Iglesia tiene que tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación», agregó el Pontífice.
«Nuestra revolución pasa por la ternura. La fe nos hace salir de casa para compartir fe y alegría», manifestó. «Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura», añadió.
En uno de sus últimos mensajes en la isla, Francisco sostuvo que «el alma del pueblo cubano fue forjada entre dolores sin acabar jamás con la fe».