La Municipalidad suspendió la habilitación del pub donde mataron a Jorgelina Gauna, según precisó el subsecretario de Gobierno Juan Pablo Casari. El local ya había sido clausurado el viernes anterior al crimen por la presencia irregular de un menor de edad, aunque lo habilitaron en la mañana siguiente tras una orden del fiscal municipal, según señaló Roberto Maraschi, director de Espectáculos Públicos del Edecom.
En diálogo con el programa Así son las Cosas, Maraschi señaló que el local «ex La Vikinga» es propiedad de dos ex policías -uno de ellos, de apellido Funes-.
Además, Yésica, una joven que estuvo en el pub, sostuvo que no se estaba desarrollando una fiesta privada como señaló la Policía ya que se vendía alcohol. Además, recalcó que no había seguridad.
El subsecretario de Gobierno @jpcasari confirmó que se suspendió la habilitación d Black Bear luego de la muerte de la joven Jorgelina Gauna
— Asi son las cosas (@Asison2012) septiembre 21, 2015
La causa judicial
Tras la detención de las dos jóvenes sospechadas por el crimen de Jorgelina Gauna, la joven asesinada de 13 puñaladas en el ex bar La Vikinga, el jefe de la Unidad Departamental, Oscar Zuin, consideró que el caso está esclarecido.
Las acusadas fueron identificadas como Daniela Barrios de 19 años y Dalma Ferreyra, de 22. Ambas fueron imputadas por homicidio en grado de coautoría. La causa es investigada por la Fiscalía de Tercera Nominación a cargo del fiscal Fernando Moine.
Según informó el jefe de la Unidad Departamental, Oscar Zuin, la mujer fue herida tras una riña en el interior del local y derivada al Hospital, donde falleció como consecuencia del brutal ataque. Jorgelina era madre de una pequeña beba, según indicaron allegados a la víctima.
En el lugar se habría desarrollado una fiesta privada y no contaba con seguridad de efectivos policiales, sostuvo Zuin.
Jorgelina fue atacada en la barra por las dos mujeres, con quien mantenía una disputa desde hace un tiempo atrás. Una de las homicidas la habría inmovilizado, mientras la otra mujer le aplicaba las puñaladas.
«No había seguridad»