Los refugiados llegaron a última hora del martes a pie desde Serbia y se pusieron en marcha hacia Budapest, informó la agencia de noticias húngara MTI, citando a la policía.
Los agentes atacaron a 150 refugiados que querían marchar por una carretera hacia la capital del país, Budapest, en la misma zona fronteriza con Serbia donde ayer los reprimió violentamente en el punto de concentración de Roszke.
Los refugiados llegaron a última hora del martes a pie desde Serbia y se pusieron en marcha hacia Budapest, informó la agencia de noticias húngara MTI, citando a la policía.
La policía pudo convencer a una parte de ellos, sobre todo a familias con niños, para ser trasladados con autobuses al campamento de Röszke. Pero el resto, sobre todo hombres jóvenes, se negaron a ello, con lemas como «No Camp» y «Budapest, Budapest».
Los agentes utilizaron gas lacrimógeno después de que algunos refugiados les lanzaran objetos, explicó la policía, según la cual no se registraron heridos, informó la agencia de noticias DPA.
Mientras tanto, 22 organizaciones de la sociedad civil húngara llamaron en un comunicado conjunto al gobierno a respetar los derechos humanos en relación a la crisis de refugiados.
En lugar de criminalizar a los refugiados, estos tienen que ser acogidos según los estándares básicos del humanitarismo, reclamaron organismos como el Comité Helsinki para los derechos humanos o Greenpeace.
Si bien el sistema de asilo de la UE se encuentra en una grave crisis que Hungría no puede solucionar sola, eso no exime al gobierno de la obligación de ayudar a los refugiados en su sufrimiento.
«La crisis que comenzó en las calles y plazas de Budapest ha llegado ahora a la localidad fronteriza de Röszke, bien por incapacidad o por falta de actuación consciente», advierten.
«La situación de Röszke tiene que resolverla el Estado, junto con las organizaciones internacionales», afirman, y no sólo los grupos civiles y voluntarios.
Telam