La ruta afecta la fauna local y el arroyo y la reserva universitaria Vaquerías, señalan investigadores de la UNC. Se desconoce el impacto que tuvo sobre las aguas subterráneas.
El Camino del Cuadrado está lleno de bellas postales de nuestras sierras. Pero esta ruta que atraviesa cerros casi vírgenes para unir dos de los valles turísticos más importantes también es una herida abierta para la naturaleza, señalan investigadores de la UNC. El paisaje está en riesgo.
En 2009 cuando la construcción del camino estaba en marcha, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) advirtió que la obra iba a dañar la Reserva Vaquerías, un área protegida de 400 hectáreas que pertenece a la Casa de Trejo y que puede observarse abajo del Camino del Cuadrado.
El arroyo Vaquerías es la principal víctima, señalan desde la UNC.
“El arrastre de sedimentos desde los taludes del camino afecta a la reserva. Los taludes siguen inestables y con las lluvias y vientos van depositando material sobre el arroyo, lo que afecta la disponibilidad y calidad del agua y la biodiversidad asociada”, señala Fernando Barri, director de la reserva.
La geóloga Gabriela Cejas, docente e investigadora de la UNC, está estudiando el impacto de la ruta en la cantidad y calidad del agua del arroyo Vaquerías. “Por el momento no detectamos efectos en la calidad del agua, pero sí estamos observando un gran aporte de material sedimentario”, apunta.
Y agrega: “Se está acolmatando hasta el punto de que podría pasar a ser un arroyo subterráneo. Y es probable que le cambie la química al agua del arroyo, cuyas aguas llegan hasta el dique San Roque”.
La geóloga sugiere que se deberían realizar defensas para retener los sedimentos más arriba. “Lo más eficiente es una revegetación de las paredes del camino”, señala.
En 2011, la Provincia firmó un acta acuerdo con la UNC,
en la que se comprometía a mitigar y remediar los daños ambientales detectados. En su momento, los costos de estos trabajos fueron calculados en 20 millones de pesos.
Luis Figliozzi, de la Dirección de Vialidad Provincial, asegura que han cumplido con buena parte del acuerdo. Y enumera los trabajos realizados como los azudes y la construcción de gaviones (muros de piedra y alambre) para evitar que los sedimentos lleguen al arroyo, y la construcción de tres escollerados con el mismo fin.
Gustavo Re, representante en la comisión por la universidad, asegura que el impacto en la reserva sigue, a pesar de la voluntad de la Provincia para realizar tareas de remediación.
“Siguen cayendo sedimentos al dique de Vaquerías. La Provincia ya lo dragó tres veces. La hidrosiembra en la paredes del camino no dio resultados, tampoco los desagües y gargantas que se construyeron para evitar que los sedimentos lleguen a la cuenca”, asegura.
El agua que no se ve
Cejas señala otro punto conflictivo del que se desconoce el impacto del camino: las aguas subterráneas. “En el estudio de Impacto Ambiental no se realizaron estudios sobre el agua subterránea. No sabemos cómo ingresa al macizo y por donde se escurre ante la presencia del camino. La UNC solicitó los estudios, pero nunca los presentaron”, explica.
La geóloga asegura que en fotos de 2009 se observa que las vertientes daban directamente en el camino. “Cuando se abrió la traza, ese escurrimiento se debe haber modificado, pero no sabemos por donde. Si se corta parte de las montañas, puede haber un desplazamiento de la cuenca”, indica.
Figliozzi discute que sea necesario realizar una investigación hidrogeológica para abrir un camino. “Un estudio de esa naturaleza lleva años y no se realiza para una obra de este tipo”, sostiene y asegura que le pidieron a la Subsecretaría de Recursos Hídricos un estudio sobre toda la cuenca, el cual tardará años en concretarse.
El funcionario reconoce que la obra generó impactos en el ecosistema. “Estamos tratando de ir mitigando y remediando los impactos generados”, dice.
Re entiende que muchos de los daños ya no tienen solución. “Aunque se clausurara el camino, el impacto seguirá. No hay forma de remediarlo”, dice y asegura que el problema es que se decidió construirlo a partir de la remoción de partes de montañas y no se pensó en hacer puentes y túneles, de menor impacto.
Animales atropellados
La fauna local también sufre el impacto del nuevo camino. Partió al medio un ecosistema. Ahora los animales deben esquivar los siete mil vehículos que todos los días circulan por la ruta. Muchos no lo logran.
Para reducir estos atropellamientos, el Estudio de Impacto Ambiental preveía la construcción de cuatro pasafaunas, túneles por debajo del camino que permiten el paso de los animales. No se construyó ninguno.
La bióloga Luz Leonardi evaluó los atropellamientos de animales en el camino del Cuadrado durante seis meses para su tesis de maestría. Detectó 91 animales muertos por esta causa. La mitad fueron aves.
De las especies terrestres los más atropellados fueron el sapo común, perdiz, comadreja y la culebra de los pastizales.
El gato montés y el hurón chico, dos especies nativas de poca distribución también fueron atropelladas, según las observaciones de Leonardi.
“La densidad relativa de atropellamientos fue la mitad de lo registrado en la ruta nacional 12, ubicada dentro del Parque Nacional Iguazú, probablemente debido a que en nuestra área de estudio la densidad vehicular sea mucho menor al igual que la abundancia de animales”, comenta Leonardi.
La bióloga determinó los lugares de la ruta como más atropellamientos y en donde es necesario tomar medidas urgentes para mitigar este daño. “Las tendencias son preocupantes. Pero hay que realizar un seguimiento para tener un estudio más completo”, advierte.
Aunque admite que lo ideal hubiese sido construir pasafaunas, Leonardi entiende que se pueden tomar otras medidas a corto plazo y no tan costosas como cartelería para disminuir la velocidad y advertir la presencia de animales.
También se pueden colocar reductores de velocidad, tipo serrucho, los cuales además provocan ruido durante el paso del vehículo que espanta a los animales.
Otra medida importante sería la forestación a los costados de la banquina con arbustos como el aromito. “Funcionan como un cerco natural porque hacen un montecito bien espinoso que los animales evitan”, señala la bióloga.
20 millones de pesos
En 2011, la UNC y la Provincia firmaron un acuerdo para que se remedien todos los impactos generados por la ruta. En ese momento los costos de esos trabajos fueron calculados en 20 millones de pesos. Pero los daños continúan.
91 animales muertos
La bióloga Luz Leonardi evaluó los atropellamientos de animales en el Camino del Cuadrado durante seis meses. La mitad de la fauna embestida fueron aves, pero también detectó mamíferos, anfibios y reptiles, algunos bastante raros para la zona.
Fuente La Voz del Interior