Los abogados defensores pidieron un juicio abreviado en la causa por el escándalo en la Alcaidía en la Jefatura Policial, donde se vivió una jornada de droga y alcohol que reveló la falta de controles en el lugar más custodiado de la ciudad.
Para hoy se esperaba la declaratoria de Nancy Carena, la mujer que denunció el aberrante episodio. Así lo precisó el doctor José Sagarraga, abogado de la mujer, quien se opuso al planteo de un juicio abreviado.
En junio del año pasado se sortearon los jurados populares por el hecho ocurrido en febrero del año 2010 y en el que están imputados los oficiales José Auce y Oscar Gutiérrez, quienes estaban a cargo de la seguridad en el lugar. Ambos, están imputados de vejámenes y peculado.
Cambios
El episodio provocó cambios en la cúpula de la Departamental y una reestructuración del sistema de alcaidías, luego de que se conociera la denuncia pública de Nancy Carena, en un anticipo de TD Digital.
La mujer aseguró que fue obligada a practicarle sexo oral a Auce y relató cómo se comercializaba alcohol y medicamentos en la Alcaidía. El hecho de abuso, sin embargo, no fue probado por el fiscal Julio Rivero.
Además, se confirmó que una de las detenidas había sido derivada de urgencia al Hospital debido al delicado estado provocado por la ingesta de drogas mezcladas con el alcohol.
«Fue un descontrol total»
Tras conocer la fecha de juicio, Nancy Carena dijo en diálogo con Telediario que fue detenida «injustamente» junto a su marido y derivada a la comisaría de Banda Norte.
«Nos pegaron una paliza tremenda y después nos derivaron a la Unidad Departamental. Después de dos ó tres días de detención se produjo esa situación de droga y alcohol, con un descontrol total, y el policía abusó de mi», relató.
Añadió que: «la mayoría de los detenidos tomaba las pastillas y yo le alcanzaba el agua para armar el cóctel con el alcohol».
«A las chicas les cambiaban besos por alcohol y una de ellas quedó inconsciente y la tuve que cuidar. Toda la santa noche grité para pedir ayuda porque se estaba muriendo», enfatizó.
Luego, agregó: «La primera nota se la di a Telediario y me llamó -el comisario Angel- Domínguez para decirme que le había arruinado la vida a un policía, cuando ellos me arruinaron a mi y mi familia. Si me hubieran creído y un médico me revisaba en el acto hubieran comprobado todo».
«La vendían los policías»
Carena recordó que tres días antes del escandaloso episodio fueron detenidos junto a su pareja, en un confuso hecho. Ambos fueron derivados a la comisaría de Banda Norte y desde allí a la Alcaidía de la Departamental. «Me mandaron a limpiar al sector de arriba y el policía Auce abuso de mi», recordó la mujer.
En diálogo con Telediario, añadió que » en la Alcaidía se vendió alcohol y drogas». «Había un horario en el que entregan los medicamentos. Nos vendian a 50 pesos, eran los mismos policías. Ahora quiero que se conozca lo que pasó, que haya Justicia y que sepan lo que siguen ocurriendo en la Alcaidía», resaltó.
“A 50 pesos”
De la investigación del fiscal se desprende que Auce habría sustraido del consultorio médico de la Policía una cantidad no determinada de psicofármacos (Clonazepan 2mg y Alprazolam) para ser comercializados con detenidos bajo prescripción médica.
“Se les habría entregado a varias personas de sexo masculino arrestados en la celda 13 (entre ellos a un sujeto apodado “lechón delgado” y otro llamado “jorobado”) a cambio de 50 pesos por el alcohol y de 30 pesos por las pastillas”, indicó.
Añadió que “se mezclaban los medicamentos con alcohol, agua y jugo de naranja”.
Auce habría entregado, además, a 3 mujeres 14 pastillas. Una de ellas debió ser hospitalizada por la ingesta excesiva de los psicofármacos. A dos de las mujeres les exigió canjear la droga por besos.
Un antro
El centro de reclusión de la Unidad Departamental aparecía como un antro en el que convivían decenas de presos con falta de controles que quedaron expuestos tras la fuga de un detenido y el escándalo por la fiesta de drogas y alcohol.
El doctor Juan Vila, abogado de Auce, había señalado que “hay un funcionamiento sumamente deficitario en la unidad de detención”.
Vila precisó que es un problema generalizado en la Provincia, aunque resaltó que la situación en Río Cuarto solo profundizó las sospechas.
Con 26 años y un cargo de oficial ayudante, Auce estaba como responsable del control de más de 30 presos, algunos de ellos detenidos por delitos graves y con larga experiencia en las leyes que rigen la Alcaidía.
El policía que lo acompañaba a Auce se había ido a dormir y ningún jefe inspeccionaba su accionar.
Según señaló Auce, en el expediente consta que la enfermería, de donde se habrían sustraído los medicamentos, se podía abrir con una tarjeta cuando no había llave. Es decir, cualquiera podía acceder sin mayores restricciones.
La enfermera policial sabe que faltaron numerosos medicamentos luego de que se advirtiera a los presos caer dormidos sin responder al más mínimo estímulo. Sin embargo, no hay inventarios. Nadie sabe formalmente que entra y sale de ese lugar.
“Se estaban creando las condiciones para que cosas graves sucedan”, admitió Vila quien resaltó que “Auce es de familia de policías y sabe lo que significa el uniforme”.