Fueron solo 15 minutos en el Area de Salud Mental del Hospital que terminaron con 32 años de ausencia. Héctor Suárez, «El hombre del árbol» ó «El Cheli» – como lo recordaban en Termas de Río Hondo-, dudó en ese primer cruce de miradas con Francisco, su hermano. La incertidumbre fue muy breve y en solo minutos se abrazaban en medio del llanto y la conmoción. El linyera que había transcurrido más de 20 años entre acampe de árboles y calles frías, volvía encontrarse con su familia. Una historia dolorosa y compleja, capaz de construir su propio final feliz.
Francisco había partido en el mediodía del lunes desde Santiago del Estero. Lo acompaña Facundo, el sobrino «que sabe leer y escribir». Con la notificación de nacimiento en mano, fue en busca del hermano que creían muerto. En la terminal de ómnibus equivocó el destino y pidió pasaje para Córdoba capital. A las 21,30 tomaron el colectivo que los trasladaría definitivamente a Río Cuarto. En la ciudad, los esperaba Jorge Sánchez, el remisero que al observar la entrevista de Telediario decidió iniciar la compleja búsqueda de los familiares de Héctor. Ese fue el primer encuentro pleno de abrazos y emociones. En la fría noche del agosto riocuartense, Francisco advertía que el sueño que lo desveló durante década lo iba a despertar en brazos de su hermano.
El viaje hacia el Hospital sumó tensión y expectativa. En el tercer piso del nosocomio lo aguardaban el médico de guardia y una orden «excepcional» de la dirección. Era la una de la mañana de un martes que marcará la memoria colectiva de los riocuartenses.
Héctor preguntó por sus otros hermanos y su padre. Víctima de las secuelas psiquiátricas que provocó años de marginalidad, ingesta de alcohol y soledad pasaron dura factura a un cuerpo desnutrido y cansado. Pero ese no es el final de la historia. «El Cheli» se recupera y volverá a su Santiago querido en busca de una mejor vida. La solidaridad que provocó su situación generó que muchos ofrecieran casa, comida y transporte para cumplir el objetivo.
En Termas de Río Hondo lo espera su infancia y juventud. Los que lo quieren y nunca lo olvidaron. Una vida lejos de la calle, con calor de hogar.