Una vuelta por el mundo

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Además de lo estrictamente comercial, Cristina y Putin coincidieron en el rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos de otros países, en referencia a las maniobras de Washington y de las principales potencias europeas en Ucrania.

Por Leonardo Macciocchi[1]

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Uno de los principales temas que ocuparon lugar en la agenda periodística nacional y también internacional esta semana, fue la visita de la presidente Cristina Kirchner a Rusia, donde fue recibida por el presidente de ese país, Vladimir Putin. Ambos jefes de estado, sellaron una agenda bilateral que incluye una veintena de acuerdos comerciales, de los cuales se destaca la construcción de la central nuclear Chihuido, en Neuquén, por parte de la empresa estatal rusa Rosatom, y el convenio entre YPF y Gazprom.
Además de lo estrictamente comercial, Cristina y Putin coincidieron en el rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos de otros países, en referencia a las maniobras de Washington y de las principales potencias europeas en Ucrania. Además, Cristina le agradeció a su par ruso el respaldo en el reclamo en la ONU por la soberanía de las Islas Malvinas.
Continuando con la gira de presidentes latinoamericanos por las gélidas tierras euroasiáticas, Dilma Rousseff estará presente el mes próximo en Moscú. La presidente de Brasil, miembro de los BRICS (bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) asistirá el 9 de mayo al desfile del Día de la Victoria sobre el Nazismo, en conmemoración por los 70 años del triunfo sobre los nazis.
Evocando aquel histórico acontecimiento, el presidente checo, Milos Zeman, ha subrayado que, sin la URSS nunca se podría haber vencido a Hitler. En un claro guiño a Putin en la crisis de Ucrania, Zeman expresó su deseo de incorporar a Rusia al bloque de la Unión Europea. Un anhelo que encuadra con la defensa que mantienen varios países como Italia, Chipre, Hungría, Austria, de cancelar las sanciones económicas a Moscú.
Europa no está pudiendo resolver el complejo ajedrez ucraniano. Y por si fuera poco, esta semana se la ha sumado un viejo y constante problema: la inmigración.

Un bumerang para Ocidente

El lunes, ministros de Exteriores de la Unión Europea se reunieron en Luxemburgo para tomar medidas al respecto tras el hundimiento de un barco en el Mediterráneo que se cobró la vida de entre 700 y 900 inmigrantes africanos que se dirigían a las costas de Italia.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, dio a conocer cifras escalofriantes: 1650 personas han muerto en el mar Mediterráneo en lo que va del año. Una semana atrás, 400 africanos perdieron la vida en el intento desesperado de huir de los escenarios de guerra y miseria en los que viven.
Uno de los lugares más militarizados y violentos del continente africano es el Cuerno de África. Esta semana, la policía de Kenya arrestó a dos supuestos cómplices de la brutal masacre de 152 estudiantes de la Universidad de Garissa, reivindicada a inicios de mes por el grupo yihadista vinculado a Al Qaeda, Al Shabbab. Un número importante también se encuentra en la vecina Somalia, un estado fallido, casi sin economía, el lugar elegido por países como España y Francia para arrojar residuos radioactivos.

La geopolítica manda

Prácticamente al lado del Cuerno de África, está Yemen. Esta semana, Arabia Saudí y las monarquías del Golfo lanzaron un nuevo ataque aéreo sobre el territorio yemení. Desde el estallido de la primavera árabe, Yemen vive un clima de agitación social constante que ha llevado al país a una crisis política que obligó al presidente pro saudí Mansur Al-Hadi a dejar el poder a fines de marzo, tras el avance de los rebeldes hutíes, respaldados por Irán. Es importante recordar, que la república iraní, es un histórico enemigo de Arabia Saudí, guardián de los intereses de Estados Unidos.
A inicios de la semana, el vocero de la Casablanca, Josh Earnest, anunció el envío de buques de guerra y portaaviones a aguas yemeníes. De ese modo, Estados Unidos consigue liberar y controlar el circuito marítimo más importante para el comercio internacional: el Golfo de Adén y el Mar Rojo. Eso explica en gran medida, por qué se están produciendo hechos tan sangrientos en esos territorios, y sobre todo, pone en evidencia el verdadero interés que motiva el involucramiento de actores foráneos en los escenarios de cada país, siempre disfrazado en la defensa de la democracia o la lucha contra el terrorismo.



[1] Analista internacional

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