Dijo que el presidente de Estados Unidos es «un hombre honesto». Y llamó a que se levante el bloqueo contra la isla.
«Hay que apoyar al presidente Barack Obama» dijo el presidente cubano Raúl Castro. Su discurso, que sintetizó en el preámbulo, la historia de la revolución y de la sucesión de conflictos con Estados Unidos, tuvo puntos altos precisamente en aquello que más se refiere a la actualidad política. De Obama dijo que «es un presidente honesto» y luego comentó, entre risas de los propios presidentes que lo rodeaban: «Primero escribí esto y luego lo saqué. Pero finalmente decidí incluirlo y no lo saqué más».
El norteamericano Obama, que al inicio de las declaraciones de Raúl revisaba nerviosamente unos papeles, había dicho que la reinstalación de las relaciones con Cuba, «abre la posibilidad de mirar al futuro». Y había prometido, momentos antes, que uno de sus objetivos es que se levante el embargue «instalado hace décadas».
Pero Obama fue más allá al señalar que esto abre una nueva relación con América Latina y el Caribe, al establecer «la posibilidad de mirar al futuro y fundar una cooperación entre nuestros países basada en la igualdad y en el respeto». Enfocó en tres puntos: primero, el sostén de la democracia, los derechos. El segundo fue la de más inversiones en infraestructura, más energía barata y la eliminación de los injusticias económicas. Y en el tercero habló de la cooperación para reducir el flujo de drogas, de armas y crear más seguridad. «Este es el compromiso de Estados Unidos con las Américas».
Castro habló de la solidaridad de Cuba con Venezuela: «Rechazamos las sanciones» sintetizó, luego de cuestionar que ese país representara «una amenaza para una potencia como Estados Unidos». También juzgó como «alentador» que Obama reconociera que Caracas no es un peligro. El fin del conflicto creado con Venezuela fue parte del discurso de todos los presidentes que precedieron.