Un hermano de tres de los asesinados está preso por integrar una de las cuatro bandas que regentea el lugar. El peruano, Marco Antonio Estrada González, está en la mira.
El crimen con sello narco de cuatro personas en la Villa 1-11-14 puso una vez más al descubierto la pugna por la droga que mantienen cuatro facciones en el Bajo Flores: los paraguayos, los peruanos, los argentinos y los colombianos.
En principio, los investigadores apuntan a una pelea entre la banda de los paraguayos con dealers argentinso.
Tres hermanos y un cuarto joven, todos de nacionalidad paraguaya, fueron asesinados de más de 30 balazos cuando se encontraban en un auto importado.
Las víctimas fueron identificadas por la Policía como Fabio Basualdo Gómez Ruiz Díaz (21), quien presentaba 12 balazos; y los hermanos Agustín Lezcano González (24), con 10 impactos; Leticia Mabel Lezcano González (19), con 8; y Hugo Ricardo Lezcano González (30), con 4.
Un hermano de tres de ellas, identificado como Javier Lezcano González, de 18 años, está preso por integrar como vigía la banda de los paraguayos, que habían hecho un pacto con las otras dos para dividir turnos y horarios en el negocio de la droga e intercambiar armas.
Los investigadores también apuntan tras la masacre a Marco Antonio Estrada González, sindicado como el capo narco más poderoso del país que está detenido y en un juicio abreviado recibió seis años de prisión.
Ahora, está en un country de Ezeiza esperando la expulsión del país.
Afirman que desde su prisión domiciliaria controla 10 cocinas de cocaína en Flores y tiene un ejército de 300 soldados y 50 sicarios.
En la Villa 1-11-40 viven 40 mil personas, que poco a poco se han acostumbrado al accionar de estas bandas.
Según se supo, los paraguayos manejan el comercio de la marihuana, los peruanos y los argentinos la cocaína y el paco.