No todas las cenizas tienen el mismo potencial de inducir daño a la salud, en especial se si compara la ceniza dañina de una explosión volcánica reciente con ceniza sedimentada.
Profesionales de la salud coinciden que el contacto con ceniza caliente casi siempre causan la muerte por quemaduras o asfixia.
Ojos, nariz y garganta suelen presentar síntomas tras la caída de ceniza o tras la exposición al aire con ceniza. La exposición a cenizas suspendidas en aire puede generar síntomas respiratorios como disminución en el flujo expiratorio forzado y un incremento en la sintomatología respiratoria.
Alergistas sostienen que las cenizas pueden generar broncoespamos en las vías repiratorioas en infantes y adolescentes. La ceniza también causa irritación tanto en las vías respiratorias como en la piel.